Sobre Hypnerotomachia Poliphili
(Lucha de Amor en sueños) [1]
I

Mª Victoria Espín

"Amor Vincit Omnia". Lema de un Estandarte de El Sueño de Polifilo.

Invoco a Primogénito de dual naturaleza, grande, errante por los espacios celestes, nacido de un huevo adornado de áureas alas, que muge como un buey, origen de los bienaventurados y de los hombres mortales, semilla inolvidable, honrado con muchos sacrificios, Ericepeo. Indecible, que silbas a escondidas, retoño resplandeciente, que la sombría tiniebla de los ojos disipaste, porque por todas partes revoloteas con la fuerza de tus alas, en el brillante universo, impulsando la sagrada luz, por lo que te llamo Fanes, soberano Príapo y Antauges de ojos vivos. Mas, bienaventurado, prudentísimo y prolífico, preséntate gozoso al ritual sagrado y multiforme para contento de sus oficiantes.[2]


Siguiendo la estela de Dioniso[3] hemos arribado, de la mano de Federico González y su Las Utopías Renacentistas, a una «salida olvidada» que se nos muestra en el capítulo dedicado a Hypnerotomachia Poliphili,

una obra de amor cuyos principales referentes son Venus y el niño sagrado Eros-Cupido-Amor, aunque desfilan innumerables ninfas y dioses, de Marte a Pan, de Júpiter a Mercurio, etc. etc., en la descripción de estos verdaderos ritos dionisíacos.[4]

Si hablamos de traspasar el Cosmos, esa puerta «que es a la vez la entrada y la salida»,[5] hablamos de la Unidad y por tanto de Amor, que no en vano se dice es el primero en nacer. Los protagonistas de la obra de Colonna son la Sabiduría (Polia), y su amigo Polifilo que representa al alma, que en el viaje de retorno va encarando y viviendo los misterios de la vida y de la muerte.

el jardín alquímico interior o huerto del alma está también poblado por seres de la naturaleza de Dioniso, Baco, Príapo, y tantos otros que cumplen sus funciones dentro de los seres individuales en el concierto universal.[6]

Dioniso y todo su cortejo, que embriagado por el furor mistérico que infunde el Dios, amante del vino y del éxtasis (el licor del conocimiento y la contemplación), se mueve al grito de: ¡Evohé Baco!. Quien conoce el furor dionisíaco conoce también el que procede de las Musas, sin el cual difícilmente hubiera ligado con el primero.

Este

sueño erótico (de Eros = Amor) e iniciático de Polifilo, hijo delirante de la pasión inflamada y encauzada hacia la Sabiduría (ibid.)

es descrito con todo lujo de detalles, tanto que a veces corremos el peligro de que los árboles nos impidan ver el bosque. Mas se impone el abandonarse en esa efervescencia, en esa belleza que, a veces, nos satura al punto de rechazarla; por suerte la pasión por el Conocimiento impulsa la nave y ésta progresa por ese mundo libre y alegre donde, como dice Federico González, «la idea de pecado y culpa no afecta a los protagonistas pese a sus luchas internas». Se avanza conjugando los opuestos, «las dos mitades del modelo cósmico», hacia la consecución de

la perfección de la esfera, símbolo del hermafroditismo primordial (ibid).

*   *   *

A veces uno cree que puede burlar al destino, pero no es así. Tenemos ejemplos notables de ello. Acrisio, ante el temor de morir a mano de su nieto, pues el Oráculo había hablado en ese sentido, intenta, para eludir el mal, una estrategia que le conduce finalmente al lugar adecuado en el momento preciso para que se cumpla aquello de lo que huye. Si en vez de encarcelar a su hija Dánae [7] para que no pudiera concebir, hubiera aceptado su destino [8], quién sabe qué hubiera sucedido.

El temor a sufrir daño le llevó a actuar injustamente y una vez fuera de la Ley, de la protección que esta otorga, ocurrió lo que tanto temía: murió al golpearle accidentalmente un disco lanzado por su nieto Perseo [9].

Es muy difícil aceptar el mal, tanto en uno mismo como en los demás. Es más fácil mirar para otro lado o intentar eliminarlo, como si eso fuera posible. No lo es por la sencilla razón de que, lo que llamamos así, es una de las dos corrientes cósmicas y todos los seres participan de ella en mayor o menor medida.

Puesto que todo está relacionado con todo, siempre se puede señalar un punto cualquiera como comienzo y hasta como final. Si uno ha sido entrenado para ver lo externo le es muy difícil dejar de hacerlo y de emitir juicios. La discreción y el respeto son necesarios para mantener la acción en sus justos límites.

Durante la última cena los discípulos de Jesús ante el anuncio de la inminente entrega del Maestro por el traidor,

empezaron a entristecerse y a decirle uno tras otro: «¿Acaso soy yo?» (Mc 14)

Juan, el discípulo amado, osa preguntar quién le va a entregar. Es Judas. Todos llevamos un Judas dentro. O en boca de un personaje de la obra teatral En el Tren:

Es clarísimo. El héroe y el traidor son dos aspectos de uno mismo, son dos caras de la misma moneda. Es un personaje interno que cuesta identificar, puesto que son la misma cosa en dos aspectos diferentes.[10]

También que como dice Colonna:

Las cosas llegan cuando uno es capaz de esperar mucho tiempo, y que los fieros leones se domestican con paciencia, y lo mismo cualquier otro animal salvaje y funesto.[11]

Cielo-Tierra, positivo-negativo, Yang-Yin, etc. Esta dualidad está presente en todo y por todo desde el momento en que la unidad se polariza y sigue un proceso descendente que es el que genera los mundos o dicho de otra manera los distintos planos que conforman el Cosmos. Responde pues a una necesidad el hecho de que haya una sexualidad diferenciada. Ahora bien una cosa es engendrar y procrear en la materia y otra en el alma. Esta, al margen de que revista un cuerpo masculino o femenino, si en verdad anhela retornar a la unidad ha de buscar y perseguir a Sofía, nutrirse de Ella hasta el punto de ser una con Ella.

Y en la batalla espiritual las armas son la paciencia, la osadía, la estrategia y ya se sabe que la verdadera guerra es interna, con los fantasmas del ego. (…)

Sin duda, no hay mejor escudo que el que tiene en su frente a la terrible Gorgona y sus cabellos de serpiente.[12]

Y en verdad ¿qué es este escudo con Medusa al frente sino la potencia dionisíaca que pasa de residir en la base de la columna y expresarse a través del nivel de la genitalidad, a morar en el corazón, tras un viaje de ascenso hasta el llamado tercer ojo, u ojo de Shiva, donde reside el sentido de eternidad? Tal vez por eso se dice que Perseo mata a Dioniso.

Tras un viaje más o menos azaroso uno tiene la certeza de que todo es Dios, es decir que todo está incluido.

Todo se espera de nosotros. Así, con furor, con el amor de que somos capaces, que no es otro que el que los dioses nos infunden, seguiremos cantando alabanzas al Padre, al Único, al Innombrable, al Dios desconocido que está tras todos los dioses. De ese modo, celebramos la memoria de quien con su sangre fecundó nuestra alma, vivificó nuestro ser, dio aliento a nuestro cuerpo y por sobre todo hizo que fuera posible el Amor.

Trascendiendo la cinta del devenir pasamos a vivir en otro u otros niveles de la conciencia. Las visitas a estos distintos «lugares» son actualizaciones de un «espacio» que se da en un tiempo diferente que tiene la facultad de incluirlos a todos. Y sabiendo, como dice Colonna, que «cualquier fatiga disminuye donde arde el amor»[13]

Cantaré la naturaleza y las propiedades del fuego, que sirve al Fénix de pira y de cuna, donde asume otra vez una nueva vida… Es este Fuego que nuestra ave ha preparado por sí misma el que sirve para formar la hoguera en que encontrará su muerte y su fin. ¡Oh qué cuidadosamente oculto se mantiene ese Fuego sagrado! ¡Oh, conocida de los sabios es esta maravillosa llama! Cuando se la ignora, se ignora todo [14]

¡Oh destino afortunado, oh tránsito bienaventurado que Dios da al Ave para nacer de sí misma! ¡Sea macho o hembra, o bien ni lo uno ni lo otro, dichoso ser, que ignora los lazos de Venus! Su Venus es la muerte; la muerte su único amor. Para poder nacer, aspira a morir. Es su propio hijo, su heredero, su padre. Es él y no es él, el mismo y no el mismo, conquistando por medio de la muerte una vida eterna [15]

Si verdaderamente el hombre quiere, ama, desea con todas sus fuerzas ser penetrado por Amor, ha de ofrecerse en la pira de su fuego purificador, ha de entregarse completamente a todos los fuegos, lo cual no quiere decir un recorrido por ellos hasta agotarlos sino más bien una aceptación que le lleva a no rechazarlo se presente como se presente.[16] Esa misma aceptación es una salvaguarda. Si verdaderamente amamos a Venus Urania, ella responderá por nosotros ante Venus Pandemos que en realidad no es sino su imagen, o mejor uno de sus aspectos.

Se nos ha dicho que pasiones solo una: por el Conocimiento; abundando en esto recordemos que el I Ching señala que cuando en el corazón anida una sola pasión (que no es por el Conocimiento se entiende), ésta es capaz de entenebrecer la razón. Llegado el momento Polifilo, el amante de Polia, ante la puerta central, al hilo de lo que le comenta la ninfa Thelemia, dice:

meditando profundamente, encontré que en mi corazón desgraciado no había cosa más deseable que mi Polia.

Es decir la Sabiduría Universal. Aquellos que optan por la Vía del medio, la puerta que en la obra de Colonna es denominada Mater Amoris, necesariamente han de asumir, o aceptar, lo que las otras dos puertas guardan.

La Razón y la Voluntad del peregrino le guiarán, a partir del reino del Libre Albedrío, hacia Tres Puertas que se abren a Tres Vías, entre las que deberá elegir la suya.

Entre la Puerta de la Gloria de Dios (vida contemplativa) y la de la Gloria del Mundo (vida activa), está la Puerta de la Mater Amoris: la que elegirá el Peregrino. Es la puerta de los bienaventurados: medium tenuere beati. Tras haber sido instruido sobre la diferencia entre la voluptuosidad que dan los sentidos pervertidos y la que viene de la unión mística del alma con la Sabiduría divina, será finalmente guiado hacia esta no por la Razón, sino por su Destino libremente elegido, por Amor. [17]

Las tres puertas entre las que ha de escoger Polífilo.

Una vez cruzada la puerta central, Polifilo es sometido y expuesto a los fuegos que desde el exterior excitan su deseo en todas direcciones, de tal modo es asaltado que acaba por arder en su fuego interno. Fuego liberador, pues tras esto se da cuenta de que está solo, es decir que sus pasiones han cedido y abandonado el campo de batalla. Y no tardará en ver cómo Polia con una antorcha se acerca a recibirlo.

Al hilo de esta tríada queremos recordar el famoso Juicio por la manzana de la discordia. Durante las bodas de Tetis y Peleo [18] Paris, puesto como juez por Zeus, elige entre las diosas Atenea (que le ofrece sabiduría), Hera (poder), y Venus (que le promete el amor de la mujer más bella), a la tercera.

Juicio de Paris (mosaico de Antioquía, s. II).
Juicio de Paris (mosaico de Antioquía, s. II, detalle).
Museo del Louvre, expuesto en Caixa-Forum Zaragoza, 2016.

Así Venus resulta elegida[19] y da a Paris como recompensa el amor de Helena, la hija de Zeus y Leda.[20] Llegado el momento se embarcan los amantes en dirección a la patria de Paris y su huida es el detonante, como se sabe, de la guerra de Troya que enfrenta a griegos y troyanos durante 10 años. Troya es destruida y Eneas, héroe troyano e hijo de Venus, tras la derrota huye con su familia llevando consigo los dioses más sagrados de la ciudad: los Lares y los Penates, así como el Paladio21]. Y finalmente acaba por ser fundador de lo que con el tiempo será el Imperio Romano.22]

La creación entera habla de Amor y si lo buscamos con verdadero deseo, como aquel que anima a quienes se preguntan ¿quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy? Él se manifiesta y nos lleva a conocer a lo largo del camino de Hermes primero a Dioniso, y con Él a Apolo, y estos situados en la columna central nos impulsan a recorrer el eje de los mundos y arribar a su cúspide.

Comencé a conocer claramente y a sentir efectivamente cuáles son las gracias de Venus y de cuánta eficacia para los mortales y qué gran premio consiguen quienes, luchando intrépidamente por sus deliciosos reinos y perseverando en las batallas de amor, llegan a aquellos.[23]

*

Sobre Hypnerotomachia Poliphili II

Sobre Hypnerotomachia Poliphili III

  

NOTAS

[1] Edición castellana: Francesco Colonna, Sueño de Polífilo. Ed. y trad. Pilar Pedraza. Ed. Acantilado, Barcelona 2008.

[2] Himnos órficos, VI: «A Primogénito». En: Vida de Pitágoras · Argonáuticas órficas · Himnos órficos. Trad. M. Periago Llorente. Ed. Gredos. Madrid 1987.

[4] Federico González, Las Utopías Renacentistas, Esoterismo y Símbolo, ob. cit., cap. VIII: «Las Utopías del Sueño».

[6] Id., Las Utopías Renacentistas, Esoterismo y Símbolo, ob. cit.

[7] Dánae da a luz a Perseo, hijo de Zeus que la fecunda bajo la forma de lluvia de oro.

[8]

[9] Perseo, ayudado por el escudo de Atenea, las sandalias aladas de Mercurio y el casco de Hades que le hace invisible, consigue dar muerte a Medusa, cortándole la cabeza, y escapar. Del cuello cortado nació Pegaso, el caballo alado, y Crisaor, el guerrero de la espada de oro.

[10] Federico González, En el tren. (Tres Teatro Tres. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2011).

[11] Sueño de Polífilo, ob. cit., cap. XVIII.

[12] Federico González Frías, Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos, ob. cit., entrada → Escudo.

[13] Sueño de Polífilo, ob. cit., cap. XVI.

[14] Michael Maier, Cantilenas intelectuales sobre la resurrección del Fénix. En: Jean Libis, El Mito del Andrógino. Siruela, Madrid, 2001.

[15] Lactancio, poema sobre el Ave Fénix. En: Jean Libis, ibid.

[16] «Si todos los fuegos son el fuego, el fuego Arquetípico no quema, pues es una Idea –algo invisible–, que la multitud de fuegos simboliza. Por esta incomprensión se han provocado enormidad de malentendidos, riesgosos acontecimientos, temperaturas fatales, una urticante ansiedad como potro que ha de ser domado; una abierta rebelión contra el ser, una conspiración, un complot, una estafa en gran escala, un aprendizaje equivocado por el que nos han inducido la desesperanza. Y sobre todo el hecho de no poder aceptar que dependemos de los astros como emisarios del destino». Federico González, En el Vientre de la Ballena. Textos alquímicos, ob. cit., XIII.

[17] E. Kretzulesco-Quaranta, Los Jardines del Sueño, Polifilo y la mística del Renacimiento. Ed. Siruela, Madrid 2005.

[18] A estas bodas fueron invitados dioses y hombres, pero no Eris, la discordia, que retó a la más bella de las allí presentes a recoger una manzana de oro (simbolo de la vasija del cosmos).

[19] Colonna subraya que Cupido se encarga de hacer que así sea.

[20] A la que el dios se había unido bajo la forma de cisne.

[21] El Paladio se dice era una estatua de Atenea, o hecha por ella, que protegía la ciudad donde se hallaba.

[22] Hefesto confeccionó un escudo «para Eneas en su antro […] en el que se vaticinaron su descendencia, la de sus hijos y la del Imperio Romano del que él sería fundador y los éxitos que le proyectaba el futuro por pertenecer a la casta de los kshatriyas, los nobles guerreros que negaban la negación y se imponían en ello.» (Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos, ob. cit., entrada Heráldica).

[23] Sueño de Polífilo, ob. cit., cap. XVIII.