Robert Fludd, Utriusque Cosmi Historia, 1617. El hombre como medida de todas las cosas.
[Robert Fludd, Utriusque Cosmi Historia… Oppenheim 1617]


Capítulo I
VIAJES

Este capítulo está basado en textos tomados de una copiosa documentación (entrevistas publicadas en distintos diarios de varios países de América y España)(8) a la que he tenido acceso, gracias a la generosidad de Federico. Este material recoge parte del recorrido de sus viajes, sobre los cuales yo quería hacer un trabajo. En un principio lo tomé como material de consulta, pero a medida que lo leía iba viendo que era muy valioso, tanto por su contenido doctrinal como por el aspecto biográfico, lo que me ha llevado a presentar aquí buena parte de dichas entrevistas. A través de ellas puede verse claramente un camino marcado por la Gracia y el Rigor, el gesto reiterado y siempre nuevo del mediador; función que tan pocos hombres y mujeres, especialmente hoy día, pueden o quieren asumir.

Durante el año 1970-1971 y por motivos imprevistos –el interés y la curiosidad de algunos– da primero un curso de Tarot y Cábala de dos meses en Londres y posteriormente otro de igual duración en París. Ha seguido manteniendo relación epistolar tanto con los que fueron sus alumnos, como con las personalidades que conoció en aquel entonces, ligadas a la Tradición Hermética por un lado; al entorno guenoniano por otro.

No obstante me centraré en este capítulo en el periodo que va desde el día 1 de Julio del 1972, en que da su primera conferencia sobre las Ciencias Herméticas en la librería-editorial Signo de la calle Esmeralda, en Buenos Aires, hasta el 1985, en que fija su residencia en Guatemala. Incluyo también por su interés parte de una entrevista posterior a estas fechas, concretamente la realizada por Antonio Casanovas (†) en Barcelona el año 1990.

Es Federico, como dice una de las periodistas, un personaje extraño; como lo son, por otro lado, todos los ancestros. A decir verdad lo son todos aquellos que a lo largo de los años hemos ido conociendo vinculados a la Enseñanza.

Buscando otras realidades

En alguna ocasión me ha comentado que a través de la poesía ha podido comprender el Cosmos y participar de él.

de los 20 a los 26 años publicó cinco obras de poesía y prosa… luego no volvió a escribir(9), se dedicó a trabajar en los medios de comunicación masiva y acumuló una gran experiencia en cine, televisión, e historietas(10). Todo esto lo llevó a expresarse en términos de diseño. A la vez que realizaba estas ocupaciones, crecía su interés por el pensamiento en las modalidades del arte, la ciencia y la filosofía y encaraba estas disciplinas como medios o maneras de conocer. (Lo Máximo).

Iniciando así la búsqueda de un Conocimiento más acorde con sus inquietudes internas, que le llevaría con el paso de los años a trascender la individualidad y a la vez a enseñar, en la medida que eso es posible, a otros. Pasó luego a ser Centro de un grupo heredero de la Tradición Occidental, es decir del Hermetismo incluida la Cábala. El hombre es llamado por el Espíritu, y se yergue dispuesto y a la orden.

En la librería de la calle Esmeralda (en la que tomó clases de caligrafía china y Tai Chi), le ofrecen un día el I-Ching y el Tarot, dos libros sagrados, oraculares, de tradiciones distintas. El primero, le resulta por sus estudios de filosofía hasta cierto punto familiar y accesible. El Tarot, un bello libro mudo del que nada sabía, creo, fue una invitación del mismo Hermes a descifrar esa simbólica, aparentemente perdida, y a trasmitirla a otros mediante la enseñanza oral y escrita. Fue ese libro hermético el que le llevó a zambullirse con el paso de los años en esta tradición. El Tarot de los Cabalistas, Vehículo Mágico es otro de los tesoros que debemos a su pluma, una obra sin igual donde Cábala y Tarot se iluminan uno a otro. Tomando la estructura del Arbol de la Vida Sefirótico como base, el autor nos habla del Tarot estableciendo relaciones, y explicando arcano tras arcano de modo que quien sigue su discurso puede realizar el viaje iniciático que comienza El Mago (1) y completa El Loco (22) que, como bien nos dice también puede colocarse al principio (0) de los 22 arcanos mayores. Los 40 menores y las 16 cartas de la corte completan una enseñanza esotérica y misteriosa.

EL LOCO: Es una carta que no tiene número, pero se le asigna el 0 o el 22, representando el principio y el fin. Origen del comodín o Joker, sirve de vínculo tanto de los Arcanos Mayores entre sí, como entre éstos y los Arcanos Menores. Desprendido de todas sus posesiones, lleva únicamente una pequeña mochila con sus instrumentos mágicos, y un bastón o báculo que le sirve de sostén y equilibrio, así como de unión entre la tierra y el cielo. Camina al borde de un abismo, y un perro –que representa los peligros– lo acecha; pero él va confiado en el Espíritu, como un niño o un “primitivo” en estado de inocencia, manteniendo la apertura de su mente y su corazón a posibilidades indefinidas, recibiendo así los efluvios celestes. El loco no tiene razón, ni pretende demostrarla; aunque está claro que no se trata de un estado patológico sino de una locura de amor a la Vida y al Conocimiento.(11)

Receptor de una herencia, de la que desconoce cabalmente su alcance, la asume y abandonándolo todo, con sus herramientas mágicas: el Tarot, la espada, la copa, una varita o las piedras del cielo que guarda en sus bolsillos, se dispone a emprender la obra.

Nos dice:

volví a las lecturas que en el transcurso de los años había hallado más significativas. En particular Platón… (Suplemento Cultural).

Quiero en este punto citar el principio de su poema Mayéutica: “Desconocida hasta hoy Asclepigenia, de ti sólo tu nombre, tu ascendencia, cómo iba a sospechar que en el Río de la Plata, se encontrara viva tu presencia por efluvios de Proclo el prodigioso varón, hijo de Hermes, insigne recreador de Platón y de la ciencia sagrada”.(12)

De nuevo:

y en lo que respecta a las críticas a la sociedad contemporánea, a la de Alan Watts, con el que lógicamente compartía innumerables puntos de vista sobre la ilusión social. Comencé también a interesarme por la filosofía oriental. Especialmente por el Budismo Zen, el Taoísmo, el Budismo Mahayana. Descubrí la Cábala hebrea y me apliqué a su estudio, primero en su relación con el Hermetismo Cristiano medieval, es decir con la Alquimia, el Tarot y la Astrología; luego como la expresión del esoterismo del pueblo de Israel. Comencé a entrever que todos estos códigos y sistemas tenían un fondo evidentemente común. Los mitos griegos, romanos, egipcios, celtas, caldeos y sumerios, me lo confirmaban. (ibid.).

Y así:

llega un momento en que las contradicciones son tan grandes que se hace preciso dejar un país, una familia, todo lazo social, para entregarse al trabajo. Esa salida del mundo existió en todos los períodos históricos y se llama la vía del peregrino, el camino que debe realizarse para conquistar el santo Graal (…). El viaje, según la tradición, puede ser físico, puede exigir un desplazamiento geográfico o puede hacerse por el interior del templo, tal es el sentido de los laberintos, por ejemplo el de la catedral de Chartres. Se puede hacer en forma excéntrica o concéntrica, en Nueva York o en Buenos Aires o entre ambos puntos, vendiendo chocolatines en un quiosco o haciendo periodismo. La vía no es una sola. Es como una carrera de postas en donde hay varios cambios de caballo. Lo que sirve en un momento puede no servir en otro. (Revista Diners).

Continúa,

La revelación es un trabajo diario en el que existen ítems significativos, así como en las fechas calendáricas lo son los equinoccios y los solsticios. No es lo mismo el solsticio de verano que el de invierno, que en el hemisferio norte corresponde al nacimiento del niño alquímico (…) Las historias personales no agregan nada a aquella de la que hablan todos los pueblos y que es un proceso interior que se va produciendo paulatinamente y tiene la forma de una espiral o el ascenso a través de una pirámide desde la base hasta la cúspide. Ese ascenso puede insumir toda la vida. ¿Quién sabe en qué momento del proceso está uno y qué interés tiene saberlo? Preguntárselo equivale a pensar con la mentalidad de la que uno precisamente busca despojarse. Sin embargo, puedo decir que en mi caso hubo dos ítems fundamentales: mi encuentro con René Guénon y la entrada en la selva (…). Mi encuentro con Guénon contribuyó a ordenar todas aquellas reflexiones que venían desde mi más lejana infancia hasta mis más recientes lecturas de esoterismo. (ibid.).

Encuentro que se produjo,

a través de un libro. Lo leí y releí hasta extraer en la medida de lo posible el contenido de esa obra y su relación conmigo y con mi vida. Posteriormente estudié todos los escritos que pude conseguir de él en Bs. As. y tuve la suerte de poder viajar a París a consustanciarme con su obra, y luego con el correr de los años con algunos de los que fueron sus seguidores y amigos, pues desgraciadamente murió en 1951, y esto que le cuento ocurría alrededor de 1970. (Suplemento Cultural).

Brasil

En el caso de mi entrada a la selva amazónica la experiencia fue importante porque me ocurrió el olvido de todas las imágenes y el vaciamiento más absoluto del pasado y el futuro. Yo, allí debí procurar mi circunstancia a través de un presente continuo. (Revista Diners).

Federico González nos cuenta que un buen día se despidió de su ciudad y se lanzó a la calle, al camino, porque sinceramente creyó que le había tocado la vía del peregrino y esa era la forma en que debía acceder al Conocimiento. Nos dice que interesado en las simbologías precolombinas, y sintiendo la fuerza telúrica-mágica de su continente, América, se entregó a recorrerlo por tierra, en busca de un pasado vagamente mítico que atravesaba y hacía arder su sangre, pensando acaso, como dice el proverbio chino que “un camino de cien millas comienza a tus pies”. (…)

La “polución” de San Pablo lo desplaza a Río de Janeiro, y la bella superficialidad de esta ciudad lo empuja hacia Bahía y posteriormente hacia Belém (inaugurando la ruta Transamazónica) donde llega un 25 de diciembre, un tanto sorprendido pero con la clara intención de internarse en la selva amazónica, con la esperanza de encontrar la paz de un mundo nuevo y vincularse con una orden autóctona ancestral, que le atrae de modo inexplicable e irresistiblemente. Contrata un pasaje en un lanchón, donde a estribor viajan las mujeres y a babor los varones, y cuelga su hamaca entre innumerables sacos (de papas, cebollas, granos), pollos, pavos y cerdos enjaulados y bulliciosos. Dormita, o lee a René Guénon durante el largo día, platica circunstancialmente con algún compañero y al atardecer sube al techo de la barcaza a fumarse un cigarrillo y a contemplar el creciente encanto de la selva y del Amazonas, y el cielo, al que no le falta una sola estrella. El barco se detiene en indefinidos villorrios, carga y descarga, entrega la correspondencia y encomiendas y baja y sube gente en número cada vez más creciente. Al cabo de una semana arriba a Manaos, no sin que se omitan robos, intentos de agresión, etc., pues un hombre solo en la selva, al que nadie aguarda, y que aparentemente no va ni viene de ningún lado con un propósito fijo o concreto, no tiene más valor que un tronco, o un desperdicio que, una vez cae al río, desaparece.

Conectado con los maestros de la Orden que, según parece, le estaban esperando, pasa algún tiempo con ellos y se deja subyugar por la magia de la selva, el rumor del río, los olores exquisitos y absolutamente diferentes de las orquídeas negras, (…) y por todo aquello que con el tiempo viene a configurar la “manigua”, el atractivo de la foresta. (Suplemento Cultural).

En su libro En el Vientre de la Ballena nos dice:

Debo cantar la entraña del Amazonas donde fui a parirme por primera vez misteriosamente llamado por una esposa tropical; yo, que no conocía sino la cultura del frío. Informar sobre seres acuáticos y vientos narcóticos en el hálito de la selva; dar cuenta del gigantesco hongo violeta y de aquel negro y dorado, todos venenosos. Insinuar que el espíritu de la foresta es la ayahuasca y decir que ella me inició en los misterios sexuales de mí mismo y del Universo. Que me preparó para vislumbrar a mi princesa indígena, una gigante blanca de piedra, dormida, esperando el momento de alumbrar un mundo, una nueva humanidad y el Mesías.(13)

En ese país “muy fuerte y de lugares muy dulces”, me comentaba nuestro autor, podía haberse quedado por la simpatía de la gente y por el clima, integrado en aquel pueblo y finalizar allí su peregrinaje, su viaje.

Cuando uno llega al Centro cualquier lugar lo es; pues es verdaderamente un centro allí donde se está generando a nuestro alrededor un orden, un espacio en el que es posible saber.

En Brasil dio cursos y conferencias en San Pablo, Río de Janeiro y Manaos.

Colombia y Ecuador

Pasé a Colombia donde recorrí su interior bajando, luego, a Ecuador, haciendo el viaje por tierra en varias oportunidades. Me interesé en Colombia por la cultura de San Agustín, y en Ecuador, por el grupo étnico de los Jíbaros, que viven en las márgenes del río Napo. (Convicción).


El País, Cali, Colombia 1974

En su paso por Colombia y Ecuador dio cursos y conferencias en el Museo de Arte Moderno de Bogotá, en Exposur en Cali, en la Casa de la Cultura Ecuatoriana de Quito y en el Centro de Investigaciones Sociológicas de Guayaquil. Tengo ante mí tres recortes de ese periodo; dos entrevistas concedidas a sendos diarios de Bogotá: El Tiempo, 13 de Febrero de 1974, realizada por Humberto Díez y El Espectador, 1974, por María Luisa Chaves, y otra a uno de Cali: El País, 14 de Julio de 1974, Vivir no es lógico: es mágico, por Gilma Jiménez de Niño; en esta última refiriéndose a la situación del mundo moderno se dice:

Un día el poeta León de Greiff escribió: “Todo no vale nada. Y el resto vale menos”. Tenía razón el maestro. Pero como sucede ante las grandes verdades, la humanidad sonrió complacida y prosiguió empeñada en quebrarse la vida por el éxito, vender el alma por el dinero y arrastrar hasta los más bajos fondos, el sexo. Sin notarlo casi y devorados por el afán tecnológico poco a poco unos a otros se han convertido en muñecos. El sentido mágico de la vida se esfumó en las altas esferas (…). (El País, resumen de la periodista).

Esto me recuerda lo que dice Hesiodo en Los Trabajos y los Días: “Es entonces cuando Aidos y Némesis(14), cubierto su bello cuerpo con blancos mantos, irán desde la tierra de anchos caminos hasta el Olimpo para vivir entre la tribu de los Inmortales, abandonando a los hombres; a los hombres mortales sólo les quedarán amargos sufrimientos y ya no existirá remedio para el mal.”(15)


El Comercio, Quito 1973

Continuemos con las entrevistas periodísticas:

– ¿Cuánto hace que la humanidad perdió el poder de la magia? – “Se dice que el Kali-yuga o ciclo de destrucción asociado con el hierro en el que vivimos, comenzó seis siglos antes de Cristo, lo cual nos haría pensar que todo lo que entendemos por cultura está marcado por esta degradación.” (…)

“Yo creo que el mundo está por ser víctima de un fuerte cataclismo. Ya se está produciendo. Estos son los síntomas: la superpoblación, envenenamiento del agua y del aire, la caída de los imperios, en este caso fundamentalmente E.U., la destrucción del orden, la subversión engendrada por los mismos sistemas. El futuro se acerca con un estado de guerra crónico. Las superpotencias por su misma dialéctica exportan inflación y guerras, e incluso contiendas entre hermanos como fue el caso de Corea y Vietnam.” (El País).

Pues sucede que:

ahora somos tan lógicos que alimentamos la guerra porque sin ella fracasaría la industria bélica, arrinconamos a los vivos por viejos, y a los que están por nacer los recibimos condenados, pues llegan a tomar un espacio ocupado, incrementamos el trabajo para consentir cada día más el cuerpo, y finalmente, somos tan realistas que sabemos morir satisfechos por el brillo del dinero amasado con glotonería y honrados con los respetos y primores de una sociedad dopada de placeres, cansada de doblarse en genuflexiones y miles de venias sin motivo y sin cuento. (El País, resumen de la periodista).

– ¿Qué es la vida para usted? – “Es más parecida al arte y a la poesía y al crecimiento de una flor o de un hongo, que a todos los planes en que pretendemos encasillarla no logrando sino dimensionarla y levantar estadísticas sobre la misma”. (El País).

– ¿Estamos errados al tratar de vivir así? – “Sí, creo que sí… Mucha gente muere sin tener conciencia de que estuvo viva. El 99 por ciento de las personas. Es una deformación atribuible a la cultura y a la época. Soñamos perpetuamente. Creemos que el hombre de todos los tiempos tuvo las costumbres que se estilan en nuestro barrio. Pero el hombre ha sido muy otra cosa y existe dentro de él la posibilidad de reconquistar lo que ha perdido.”

– ¿Cuál es entonces el error de vivir como vivimos en la sociedad contemporánea? – “El error fundamental es el materialismo. O sea, no acceder a la energía que está por detrás de la misma materia, que es la que le da en última instancia forma. Nos quedamos siempre con una lectura corta y a veces miope de la realidad. Por una serie de prejuicios nos aferramos a nuestras presuntas verdades por temor.”

– Temor ¿a qué? – “A que si esas verdades ya no existiesen más, desapareceríamos como personalidades. Pues lo que nos han enseñado es que nuestra personalidad no es sino un cúmulo de pequeñas cosas o modelos cercanos (familia, escuela, condición cultural, economía, país de origen, etc.).”

– Según eso ¿cómo haríamos para vivir acertadamente? – “Desacondicionándonos. Despertándonos a otras realidades que no son las que el medio toma en cuenta.”

– Según usted el hombre contemporáneo ¿está dopado por la sociedad de consumo? – “Dopado, sí. Por las innumerables trampas que él mismo se tiende. Pues estas cosas de las que habla el Hermetismo todos las conocen aunque resulte a veces preferible negarlas para seguir en el sueño.”

– ¿Cree usted en la reencarnación? – “Reencarnación es una palabra mal traducida cuando se usa para creer que fuimos un felino o un príncipe ruso. El término tradicional sería el de transmigración o la metempsicosis de los griegos.”

– ¿Pero existe o no la transmigración? – “Tanto usted como yo tenemos genes de indefinidas personas y cosas. Cada uno de estos genes es un universo pequeño. La materia del universo es una sola y la creación es perenne, constante, hoy es el primer día de la creación y vivimos el eterno presente del que son apenas imágenes el pasado y el futuro.”

– ¿Entonces no le teme usted a la muerte? – “La muerte no existe, somos eternos en la materia y en el espíritu. La materia se manifiesta de diferentes maneras. Llamamos materia a la concreción de una forma en el espacio y en el tiempo; más allá de ese tiempo o de ese espacio la materia no existe. Es decir llevado un objeto a una zona determinada del espacio o a una velocidad determinada se desmaterializa. Lo mismo en el tiempo. Esa materia forma parte del universo.”

– Según eso, ¿qué piensa usted del éxito que representa haber pisado el hombre la luna? – “Desde el punto de vista de la técnica me parece extraordinario. Desde el punto de vista de la psicología es ciertamente grave que el hombre transfiera sus problemas a otros planetas. Desde el punto de vista militar me parece una avanzada inspirada en el miedo de una actitud colectiva, de la especie.” (El País).

También habla en estas entrevistas de las Ciencias Herméticas:

Cábala:

La Cábala supone la idea de un hombre universal, es decir que su forma entera fuera la del universo. Y que al desmembrarse este cuerpo, los restos a él pertenecientes, hubiesen formado el universo en que vivimos los seres humanos. (El País).

Numerología:

Los números son símbolos. Lenguajes cifrados abstractos que nos hablan de energías, que el hombre trató de representar desde el comienzo de los tiempos. Hoy en día se nos entregan esos símbolos para que los manejemos sin explicación de lo que ellos simbolizan. Para los antiguos, los números no solamente representaron cantidades sino también cualidades de esas energías. Al derivar todos los números de la unidad, todos los números la contienen y por lo tanto aquella energía de la unidad está en todas las cosas manifestadas que los números simbolizan…

De la relación entre estas letras y números con que los hombres nombramos las cosas, éstas adquieren para nosotros una imagen real adecuada a nuestra forma de entenderlas. Este conocimiento llevado a sus últimas consecuencias sería el conocimiento de la vida misma y de las leyes inmutables que la rigen. (El Tiempo).

Alquimia:

La Alquimia trata de la transmutación de los metales encarada de manera simbólica. Pues estos metales están relacionados por una parte con los astros (los metales son la energía de los astros madurada en las entrañas de la Tierra) y por el otro con las energías inconscientes de la interioridad del ser humano, es decir una inter-relación entre el cosmos y el hombre. Ahora bien: los alquimistas realizaban una labor consigo al transformar las distintas energías de su interioridad de las más densas a las más sutiles dentro de sí mismos: convertían el “plomo” en “oro”. (El Tiempo).

Astrología:

La Astrología fue para los pueblos de la antigüedad la llave del conocimiento de lo que está más allá de lo que nuestros ojos pueden ver y nuestros oídos escuchar. El hombre vio en los planetas, en la bóveda celeste, símbolos que le hablaban de algo que estaba más allá de esos mismos planetas. Esas energías las encontraba también en su interioridad y siempre relacionó a los planetas con estados o energías de sí mismo. A Saturno, el más lejano, el que se movía más lentamente, lo emparentaba con energías y estados de ánimo relacionados con la pesadez y la vejez. A Mercurio, el más cercano y veloz, lo vinculaba con la rapidez y la juventud. Se trata de establecer un vínculo que es real entre el macro y el microcosmos, pues como se le atribuye a Hermes Trimegisto, “como es arriba es abajo”. (ibid.).

Tarot:

Es un mazo de naipes que está construido de la misma manera que el universo. (El País).

Desde el Medioevo es un camino para especulaciones metafísicas y para llegar al conocimiento de algo tan válido, como la mitología griega. (…) A través de la degradación de la humanidad, el Tarot perdió su sentido como código, perdió el carácter sagrado y simbólico que tuvo antes y que floreció en la Edad Media y posteriormente en el Renacimiento. (El Espectador).

Hasta aquí el testimonio, que nos llega a través de tres diarios colombianos de 1974, de la enseñanza que Federico ha ido transmitiendo incansable y rotundamente, durante años y años, en muchos países. Quien conozca el Programa Agartha, hoy publicado, decíamos, en el número 25-26 de la revista Symbolos, habrá podido reconocer tanto el contenido como el lenguaje poético, llano y directo de este peregrino infatigable.

Costa Rica, Guatemala

Recorrí toda Colombia y pasé a San José (Costa Rica) desde donde por tierra, visité varias veces América Central: Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala, visitando sus monumentos; y en este último país estudié la cultura Quiché de donde es originario el famoso Popol-Vuh, libro sagrado de esta civilización que, hoy en día, se dramatiza en Chichicastenango, un pueblo perdido en Guatemala. Esa ceremonia habla de la cosmología de estas culturas directamente emparentadas con los Mayas. (Convicción).

Sobre las gentes de estos países nos dice:

Costa Rica es muy amable, todo es para ellos un juego, Guatemala es el país más dulce. Sobre todo sus indígenas que guardan una pureza original envidiable. (ibid.).


La Nación, San José 1975

Sé que llega a San José a final de noviembre del 1974 y, por una entrevista aparecida en el diario La Nación, que en enero de 1975 inicia un ciclo de conferencias en el Teatro Nacional patrocinado por el Ministerio de la Cultura, viviendo y enseñando en ese país por más de seis meses. Sobre su trabajo leemos en una entrevista concedida a la revista Lo Máximo:

Nosotros exponemos una serie de métodos, de “sistemas simbólicos” complejos e indirectos, acaso incomprensibles si se miden con respecto a la evaluación que solemos hacer de las cosas en el estado actual de la sociedad contemporánea, pero que fueron conocidos por todos los pueblos del mundo. Por aquellas civilizaciones que pueden llevar el nombre de tales y que nos los legaron a través de su producto más elaborado: los símbolos. Seguramente para que se conocieran real y efectivamente los mensajes revelados por los dioses, por los habitantes de otros mundos.

En ese sentido es asombroso encontrar en distintas civilizaciones tradicionales, absolutamente alejadas en el espacio geográfico y el tiempo histórico, la misma identidad de leyendas, mitos y símbolos, adecuados a modalidades formales diferentes. Tal es el caso sólo para citar algunos ejemplos, de la cultura Griega, la Hindú, la China, la Arábiga, la Hebrea, y por cierto también la Romana y la Cristiana, particularmente “sentida” esta última, en el tiempo de los “cristianos primitivos” y en la Edad Media, donde floreció el arte Románico y el Gótico y las escuelas de Constructores y Alquimistas, que gustaban llamarse “Filósofos”.

…las realidades que estos símbolos manifiestan, la energía que ellos sintetizan son eternas y no están sujetas al movimiento y a la sucesión. Nos hablan de otros mundos, pero que podemos y debemos lograr en éste. La Biblia, el Tarot, el Libro Egipcio de los Muertos, el Y-Ching, el Popol-Vuh, los Diálogos de Platón, La Tempestad de Shakespeare, la Divina Comedia, etcétera, han sido escritos para que usted los lea ahora. ¿Si no para quién han sido escritos? Y si bien es cierto que en el estado actual de cosas es muy difícil llegar a la esencia de las palabras, mitos y paradojas que ellos nos revelan, ese conocimiento es accesible a todos los hombres que templando su carácter arriben a estados de conciencia que les permitan la comprensión…


El Gráfico, Guatemala 1986

– ¿No sería nuestro mundo exclusivamente material, entonces? – “Nuestro mundo, así como nosotros, es manifestado. Tiene por lo tanto una existencia ‘material’. Esa materia en absoluto es ‘despreciable’ pues en última instancia es una forma de esta Energía que prende y apaga las estrellas y que hace ‘Sagradas’ a todas las cosas. El error consiste en pensar que es solo material o fenoménico. Como si creyéramos que un iceberg en el océano es solo lo que se ve por sobre las aguas y no la inmensa masa que está debajo de ellas. O tal vez se podría ejemplificar diciendo que de una alfombra o un tapiz nosotros sólo vemos la cara brillante y luminosa, pero que ese tejido tiene por detrás una trama perfectamente urdida y concebida para producir ese efecto. Que ella es la causa del mismo.”

– ¿Estaría ese sentido entonces oculto? – “Sí, como están en el hombre ocultas e intactas las posibilidades superiores a las que es necesario llegar para arribar a otros estados de conciencia que nos conectan con distintos espacios y tiempos. En ese orden, al hombre, hecho a imagen y semejanza divina, le correspondería completar la Obra de la Creación al construir su propia ciudad o templo interior. Diseñado éste de tal suerte que le permitiera conectarse con aquello que los astros simbolizan. Acaso pudiera ser que el hombre, la Naturaleza y el Universo fuesen otra cosa de lo que ordinariamente nosotros juzgamos.”

– ¿Cómo es que estas disciplinas son ignoradas? – “El hombre actual –que supone que siempre el hombre ha sido lo que él es– vive sumergido en una serie de encadenamientos y condicionamientos tales, que prácticamente ha perdido la posibilidad de realizar gestos que no sean automáticos o mecánicos. Hoy en día somos máquinas que han recibido una información determinada –de acuerdo a diferentes usos y costumbres– y que reiteramos indefinidamente girando en el vacío. Hemos perdido la Orientación, el Norte. Y lo que es mucho peor aún, tenemos la absurda idea de que vamos progresando. ¿Progresando con respecto a qué?”

Y es que:

Parecería que nuestra sociedad desde hace siglos ha perdido el rumbo, de lo que está dando muestras evidentes hoy en día. Que ha olvidado lo que otras civilizaciones en su Edad de Oro poseían y que está sufriendo la misma suerte de destrucción cíclica que esas mismas sociedades debieron enfrentar en su paulatina degradación… Pero lo increíble de este hecho es que es tal la pérdida de conciencia del hombre contemporáneo, de nosotros, que en muchísimos casos ni siquiera tenemos una adecuada ubicación en el espacio y en el tiempo, lo que nos impide siquiera pensar que estamos vivos y que efectuamos un viaje a través del espacio a miles de kilómetros por hora. Se ha perdido la idea de que la vida es una aventura inverosímil que nos puede deparar las más increíbles sorpresas. Siempre se ha dicho en ese sentido que “La Vida es Sueño” y también esto es válido para todos nosotros, que no conseguimos despertar a otra realidad maravillosa, que ha sido descrita por quienes la han experimentado como La Realidad de la cual cualquier otra es apenas un reflejo, como ilusorio.

Sobre la Tradición Precolombina nos dice a través del mismo medio:

Asimismo es muy importante destacar que esta Tradición Unánime es también exactamente la misma –aunque sujeta a distintas variaciones formales– que aquella manifestada por los pueblos de América en su totalidad. Y puede seguirse esta pesquisa a través de los símbolos y códigos que ellos elaboraron y con los cuales tallaron casi toda esa inmensa cordillera que atraviesa nuestro continente de sur a norte y que ciertos países han denominado los Andes.

Las expresiones del “Arte” esquimal, lo dicen, donde el Tótem por ejemplo en forma de poste de sacrificio símbolo del “axis mundi” está jerarquizado en siete niveles correspondientes a los siete días de la Creación. Y también los indios Hopi de América del Norte utilizan habitualmente el símbolo de la Svástika (presente también en las culturas de todo el Extremo Oriente, en los hindúes, árabes y celtas y aún viva entre los campesinos de la Europa Central), el de la doble espiral y el del punto dentro del círculo, siempre para representar al Sol y en última instancia lo que éste simboliza para las civilizaciones tradicionales. Además estas simbologías están presentes de mil y una forma en México y América Central y podríamos citar solamente el símbolo de Quetzalcoatl, la serpiente emplumada o alada, exacto al del San Jorge y el Dragón y al de San Miguel (un arcángel solar) y la serpiente. La oposición en suma, entre lo que repta y lo que vuela, entre lo que se arrastra y lo que se eleva y la posibilidad de convertir lo uno en lo otro a través de una transmutación. De más está decir que lo mismo se da en la América del Sur en la que se expresa de diversas maneras y que constituyen un verdadero desafío intelectual para todos aquellos que somos y nos sentimos americanos.

Las citas que acabamos de leer, decía, son parte de la entrevista publicada por la revista Lo Máximo en 1975. Como señalaba anteriormente, hay otra de ese mismo año publicada por el diario La Nación de San José; de ella, no cito nada no por falta de interés sino para no alargarnos en exceso; tal vez haya ocasión más adelante de seguir publicando este extraordinario material.

México

De Costa Rica, pasé a México, donde entré por Oaxaca y donde estudié las culturas de Monte Albán, Mitla y Yagul. Me radiqué en México e investigué todas las culturas del Valle Central. Viví en Mérida para poder ahondar en la cultura Maya. (Convicción).

Durante el tiempo que realizó estas investigaciones y estudios pronunció cursos y conferencias en instituciones públicas como la Universidad Autónoma de México y, otras muchas para grupos privados. Como dije al comienzo de este artículo tuve ocasión de conocer en el 1984-1985 a algunos de los alumnos de esa ciudad. Sabemos que en septiembre de 1975 está en México por una entrevista que en esa fecha publica El Heraldo: “Simbología, camino para acercarse a otras realidades”. Hay otras dos de ese mismo año del diario La Onda y una cuarta del Excelsior, también de México. En ellas nos llega el mismo mensaje de la Tradición Hermética en la voz de uno de sus preclaros mensajeros. Cito a continuación una parte de las mismas:

La reunión de lo disperso, la construcción de uno mismo, la asimilación del conocimiento del hombre –microcosmos– con la del universo –macrocosmos–, la concepción del ser humano como un estado particular del ser universal son algunas de las ideas de las llamadas Ciencias Herméticas… (La Onda, 5 de octubre).

En la construcción de uno mismo se necesita un punto de base para edificar el espacio interno que se va a reflejar en el exterior; ese centro es el campo de conciencia, el eje. Es como el número uno que da posibilidad de ser a todos los demás números; es el principio, la síntesis. El Ser puede ser homologado con el No Ser; aunque el No Ser es más que el Ser; todas las posibilidades del Ser están en el No Ser…

Desde la perspectiva de la filosofía hermética no hay nada que aleje más del conocimiento que el torbellino de lo cotidiano, de lo superficial, el creer que se vive cuando no se está en el presente, en la realidad, cuando no se está comprometido ni se sabe asumir las propias responsabilidades: “Nuestra vida es una suma de tonterías; nos pasamos soñando con un pomposo futuro o añorando un pasado dorado, pero nunca estamos en el presente; estamos tan fundidos en nuestra anécdota cotidiana que no sabemos que estamos vivos; todo lo posponemos, lo postergamos, creemos que todo lo que sabemos es todo lo que es; la idea es encontrar un punto fijo con el cual unirnos a otras realidades, con ese otro mundo que hay detrás del mito, la leyenda, la parábola, la poesía; necesitamos vivir en el presente. La realización de los modelos herméticos es individual; por eso hay tantas formas y métodos de conocimiento como personas hay en el universo, pero lo importante es lo que la persona ha logrado dentro; las simbologías son sólo vehículos; en la alquimia los materiales son necesarios para la obra pero lo importante es esta obra interna; a través de un trabajo continuo, paciente, duro, se pueden encontrar esas posibilidades latentes; se puede llegar al YO (ATMAN en la tradición hindú), que es el centro, lo más esencial, lo más interno, lo más oculto.” (La Onda, 5 de octubre).

– ¿Qué símbolos utiliza? – “Empleo conjuntos de simbologías propias de Occidente, que constituyen verdaderos métodos de conocimiento, si así pudiera decirse. Me refiero especialmente a los códigos herméticos, a la Cábala, la Alquimia, la Numerología, el Tarot. Ciencias aparentemente diferentes, pero que se refieren a un mismo objeto y a su relación ‘mágica’ con el mismo.” (Excelsior).

– Para usted, ¿qué es el símbolo? – “Es la representación visible, para nuestro orden sensitivo, de una energía que está por detrás de él y que él significa. Esa es precisamente su razón lógica e intrínseca de ser. El símbolo opera en nosotros y es el vehículo a través del cual pasamos a conocer otras realidades temporales y espaciales (otros mundos) que él representa. En ese sentido y en forma amplia, toda expresión, cualquiera que fuese, sería un símbolo y la naturaleza y la vida entera una manifestación de energías invisibles para nuestro sentido ordinario de existencia. Pero muy reales, en cuanto vamos abriendo el campo de la conciencia, pues advertimos que han estado siempre en nuestra interioridad aunque en forma potencial. En otras palabras, basta que comencemos a abrir nuestros ojos (y nuestros oídos) para aumentar nuestra perspectiva, para enriquecer nuestra vida. Y en ese sentido creo que tal vez propongo a través de mi trabajo, una lectura distinta de la realidad, efectuando, además, diversas relaciones entre las diferentes civilizaciones tradicionales. Incluidas las precolombinas, a las que nos acercamos a veces con criterios demasiado estrechos.” (Excelsior).

“En las civilizaciones tradicionales cada acto es significativo, todo tiene un sentido claro y una razón efectiva, eficaz de ser. Hoy –nos dice– da la impresión de que los hombres desde hace mucho tiempo hemos perdido la orientación y buscamos en vano soluciones parciales a los problemas que nos afligen. Ese paulatino oscurecimiento de un centro real, desde el cual comenzar a construir nuestras estructuras, nos lleva a querer cambiarlas sin ideas suficientemente precisas ni desapasionadas acerca de lo que estamos haciendo”. (El Heraldo).

La idea fundamental, según nos dice, es la de que todos los pueblos del mundo conocieron otras realidades distintas, referidas al espacio y al tiempo, de las que la sociedad moderna ordinariamente conoce y que las vivieron y realizaron hasta en los actos más cotidianos de su existencia.

– ¿Cómo puede esto saberse? – “Sólo observando con atención sus simbologías. Sus utensilios domésticos, sus tejidos, sus danzas, sus juegos, en los que no hay nada de arbitrario o casual. También la construcción de sus moradas y templos, investigando en las estructuras de sus lenguajes y códices, en su poesía y en su música, recordando que todas las artes tienen un origen sagrado.”

– ¿Cómo es que a veces nos resulta tan dificultoso interpretar esos lenguajes? – “El hombre de la sociedad contemporánea cree que el ser humano ha sido siempre como él es hoy en día. Nos cuesta enormemente entender que sean otros los móviles y la concepción del mundo de las civilizaciones tradicionales. Nos acercamos a ellos con conceptos propios de este tiempo, que por otra parte consideramos el mejor, el más evolucionado. Y entonces no entendemos el unánime mensaje de nuestros antepasados. En consecuencia, lo consideramos como una ‘antigüedad’ ya superada. Por eso, entre otras causas, se hace tan difícil acercarse a las simbologías reveladoras de la tradición, al mito, a la leyenda.” (El Heraldo).

Por ejemplo:

La Cábala, (…) se maneja con el esquema del Arbol de la Vida y, como en él, se va ascendiendo en nuestras posibilidades, de lo denso, a lo etéreo. El Tarot, la Alquimia, la Magia, tienen cierta connotación con lo que fue la vida del Medioevo y el Renacimiento, vida muy alegre, bella. En el Tarot las imágenes son divertidas, es un juego a través del cual se ofrecen verdades eternas; la idea del juego está presente en estas civilizaciones que no eran solemnes. (La Onda).

Diversas personas necesitan diferentes estímulos –emocionales, intelectuales, etc.–, lo que hace que estos métodos no sean únicos; son vehículos para llegar a otras realidades. Es como un intermediario; tienen una razón de ser, son una guía, un símbolo que no debe de ser deificado, sino utilizado para llegar al Ser, al centro; en este camino, todo son riesgos. A través del Arbol de la Vida se busca la construcción del templo, que somos nosotros en última instancia; en el esquema del Arbol, lo único visible para nosotros es el número 10, lo demás está invisible; la ascensión por El es un proceso para realizar dentro de nosotros mismos las posibilidades latentes; al ascender se van despertando chakras o sea, otras formas de conciencia, se va del 10 al 1, de la multiplicidad a la síntesis. Los números no se hicieron para contar: las simbologías numéricas y geométricas son para construir universos, para llegar al centro de nuestro ser.

Este autoconocimiento comprende las circunstancias de los diversos yos –condicionados socialmente–; los innumerables egos de uno mismo, las trampas que nos tendemos y que nos tienden.

(…) Y ¿cómo hay que recorrer el Arbol de la Vida?, se le preguntó: “Hay una serie de pautas que sólo pueden ser conocidas a través de la propia experiencia. No se trata de que le impongan a uno más normas, uno es el creador de uno mismo, el proceso de autoconocimiento no es fácil; muchas veces esa comprensión implica el aniquilamiento de lo que hemos sido, pero hay que desatar la guerra para alcanzar la paz, hay que morir para resucitar…”

“(…) Siguiendo con el esquema del Arbol de la Vida, cada número corresponde a un planeta y cada círculo –energía– tiene correspondencia con el cuerpo humano; el juego de símbolos en el tarot nos va dando información sobre cada una de las energías del Arbol; los arcanos mayores del tarot coinciden con cada uno de los círculos; en el tarot mismo está la idea del círculo, de la rueda (taro=rota).” (La Onda).

Al ser interrogado sobre la relación que existe entre el Tarot y el I Ching (antiquísimo método de adivinación chino), el profesor González manifestó que “son dos métodos idénticos que pertenecen a dos tradiciones distintas. Ambos son conjuntos de simbologías que tras una faz aparentemente vinculada con lo predictivo nos hablan de realidades trascendentes. Son libros de sabiduría que permiten que ordenemos nuestra vida de acuerdo con realidades de orden fundamental y, sobre todo, que hay que acercarse con mucho respeto a ellos porque según la forma en que uno se acerque, ellos nos van a hablar en uno u otro sentido.” (Excelsior).

España, Barcelona

Federico parte de México en 1978 hacia New York, de allí vuela a Madrid, a Barcelona, donde no se detiene y marcha para Ibiza; en esta isla permanecerá unos meses tras los cuales volverá a Barcelona para quedarse algunos años. Esta llegada a Barcelona es el punto de partida de lo que es hoy un grupo de personas, unidas por lo más alto, trabajando en los Centros de Estudios Simbólicos de Barcelona y Zaragoza. Nada más llegar da clases a un reducido grupo y enseguida a otros más amplios lo que lo lleva a fundar el C.E.S. (en el piso número 13 de uno de los primeros rascacielos de Barcelona situado en la c/Trafalgar, junto a la plaza Urquinaona) concretamente a finales del 1978 - principios del 1979. En él enseñará durante unos años. Impartiendo además en este periodo conferencias en alguna institución pública como la Fundación Miró. No era la primera vez que Federico viajaba a Europa, lo había hecho en otras ocasiones para conocer ese continente, para estudiar la Tradición Hermética o por diversos motivos; ahora llegaba como Mensajero para transmitir la enseñanza tal como lo venía haciendo desde el 1972 a lo largo de América.


Póster-folleto del curso de inauguración del CES
Barcelona, 1979

Tengo dos entrevistas de esta época en Barcelona, una del diario La Vanguardia y otra de El Correo Catalán, ambas del 1979. La del primero de ellos –ilustrada con el grabado de R. Fludd: “El hombre como medida de todas las cosas”– fue realizada al finalizar unas jornadas sobre simbología que dio en la Fundación Miró. En ellas, los temas son los mismos que en las anteriores y como veremos a continuación su discurso tiene la fuerza y la novedad de aquel mensaje que, sea cual sea la forma en que se expresa y más allá de esta, es un continuo asombro, una nueva expresión que enriquece el conjunto, insuflando aire, avivando el fuego, sembrando la esperanza.

¿Qué son las ciencias herméticas? Un modo de estar en el mundo, trascendiendo el nivel de la cotidianeidad, nos dan una nueva lectura de la realidad que trata de vincular al hombre al universo y de recuperar en el individuo la capacidad –perdida en nuestra sociedad– de comprenderse a sí mismo y de comprender el mundo que lo rodea. (La Vanguardia).

Añade:

La traducción de la palabra cábala es tradición, en la acepción de lo que se recibe o escucha. Los cabalistas afirman que es un mensaje oral que se viene transmitiendo y realizando efectivamente a través de los tiempos, que históricamente fue entregado a Moisés en el monte Sinaí junto a las tablas de la Ley, pero que reconoce un origen espacio-temporal mucho más remoto, pues al ser revelado es eterno. Con el estudio y la meditación cabalística se penetra en el conocimiento de las posibilidades universales puesto que el cosmos se manifiesta a través de energías, que los antiguos designaron con letras y números, que al ser sabiamente comprendidos y manejados, permiten la unión entre el aprendiz, sujeto de conocimiento y la energía universal, objeto a conocer, en un solo acto de conocimiento. (ibid.).

Y con respecto a la Alquimia y el símbolo:

(…) Federico González explicó que ésta trata de la transmutación de los metales hasta llegar a la perfección del oro, rey universal. Esta transmutación, transpuesta al plano humano, se vincula con cambios y mutaciones que se van efectuando en el interior de la conciencia del que trabaja con esta ciencia y van a dar lugar al nacimiento de un “hombre nuevo”, criatura aurífera y sola, habiendo previamente muerto el hombre viejo, psicológicamente inepto para la sabiduría y la verdad. Como en toda combustión, en este proceso lo sutil se desprende de lo denso y lo primero se eleva hacia arriba mientras lo segundo es materia más grosera que queda adherida a lo bajo, inerte e indiferenciada. (ibid.).

– ¿Y qué es la simbología? – “Es obvio que el hombre se vale siempre de los símbolos para expresarse, porque en realidad toda expresión es simbólica, así como la vida misma. Esta vida y la naturaleza no son más que el ropaje de lo que está detrás de éstas, que intenta manifestarse.” (El Correo Catalán).

– ¿Qué utilidad crees puede tener el estudio de la simbología para el individuo? – “Acceder, al conocimiento tanto de sí mismo como del universo, que en última instancia es la gran aventura del hombre.” (ibid.).

A continuación cito, casi íntegro, el texto de la entrevista que en 1990 le hiciera Antonio Casanovas Viladomiu (†) en Barcelona, para mostrar la identidad de los contenidos pasada más de una década:

– ¿De qué vas a charlar esta vez en la Fundación Miró? – “El tema… en realidad la charla tratará de arte y mito en la civilización maya. La civilización maya está tomada en realidad como ejemplo del valor que tenía el arte en una cultura tradicional como representación y ejemplificación del mito.”

– ¿En qué aspecto? – “Si te fijas, aún hoy en los pueblos primitivos es el arte el que transmite una serie de conceptos cosmogónicos que el mito y el símbolo representan. Es decir, que éste era el medio normal donde se transmitían los conocimientos de una cultura, porque la cultura estaba estructurada de una manera donde todas las cosas que formaban parte de ella se articulaban entre sí y toda la vida cotidiana era un rito. Todas las cosas entre sí figuraban de una forma orquestada que daba un sentido y el hombre estaba integrado en eso. Entonces el arte cumplía una función verdaderamente social, tal vez no en el sentido que la cumple hoy, como medio de comunicación aislado, como cosa encasillada, sino verdaderamente como un instrumento. Esos pueblos no tienen una palabra para designar el arte; ninguno de estos pueblos tradicionales, ni aún civilizaciones o culturas indígenas, tenían una palabra específica para designar lo que era el arte, sino que el arte era una manera de ser. Entonces ese gesto es una manera de ser en el cosmos; consolida toda una cultura a imagen de una cosmogonía. No es arbitraria; no es que el hombre invente una cosmovisión y se ciña a ella. Al contrario, es que de la cosmovisión, de lo que es el cosmos en sí, extrae el conocimiento de los secretos de la naturaleza y del universo y esto es igual en todas las sociedades, porque esto no es distinto, esto no cambia. El mismo hombre es igual; el de hoy que el de siempre: es el hombre arquetípico. Lo que cambia son sus formas de percibir, sus maneras… una serie de valores de tipo secundario. Pero en sí sus necesidades son las mismas, sus preguntas son las mismas y eso se debe a que el hombre también es el mismo porque en esencia no ha cambiado. Lo que ha cambiado son los ciclos del universo, las distintas épocas en que éste se manifiesta, y de acuerdo a esto la forma en que los hombres lo aprecian y sus características. No sé si te respondí, o varias veces te dije lo mismo.”

– Dentro de estos ciclos ¿cuál es el ciclo que crees que estamos viviendo ahora? – “Bueno, esto es un fin de ciclo. Como todo, tiende sin duda a prolongarse en uno nuevo, pero es obvio que la crisis del petróleo y todo eso son imágenes de ‘bueno, hasta aquí llegaron ciertas cosas’.”

– Tienes una visión apocalíptica de este fin de ciclo. – “Pues apocalíptica no te diría, en el sentido que se suele dar al término ‘apocalíptico’ pero a mí me parece que estamos ante el fin de algo y todo fin es el sentido de un recomienzo. Ahora bien, veo que las cosas están tan jugadas que únicamente en ciertos aspectos, borrón y cuenta nueva. Uno querría mantener una cantidad de valores, pero estos valores, que son a los que uno está atado y se identifica en gran parte, a veces si permaneciesen en una sociedad la llevarían nuevamente al caos… Pues bueno hay ideas de uno mismo que uno debe extirpar, cierto tipo de apreciaciones, de deseos.”

– ¿Cómo relacionarías todo el avance científico con el arte? – “En realidad se habla del arte como un objeto estático y más bien las cosas están hechas con arte. Es más bien un gesto que un objeto; una acción, cualquiera que sea, más que algo dirigido.”
“Yo no veo el arte como una cosa sino como un ser. Entonces ese gesto es un arte. Ahora bien, el arte es amoral: no necesariamente tiene que ser bueno.”

– Se puede decir que el arte está en oposición a la ilusión. – “Considerándolo como yo lo considero está en oposición a la ilusión; porque no es un gesto ilusorio, es un gesto bien real.”

– ¿Crees en la sincronía? – “Sí, el símbolo es sincronía, la analogía es sincronía entre dos cosas que vibran en la misma energía o que tienen vibración común y se sincronizan. Todo orden es sincronía.”

– ¿Y el tiempo? – “El tiempo no existe, el tiempo es una manera de decir. Para un dios, millones de años son apenas un segundo.”

– El tiempo tiene que ver entonces con nuestra limitación. – “¡Claro! y con toda la creación, con todo lo que es relativo. Todas las cosas que funcionan de forma caótica, anárquica, desordenada, encuentran un punto donde se equilibran y armonizan. Asimismo en un ser humano. Los momentos de comprensión unen cuatro o cinco cosas y se aprende algo. La mente lo hace a una velocidad extraordinaria: de repente se desarticula todo y se vuelve a deshacer como un castillo en el aire; de pronto se vuelve a encontrar una luz, una armonía, y de pronto se vuelve a deshacer. Pienso que el universo es constantemente eso.”

– El escritor: La Rueda, En el Vientre de la Ballena, Los Símbolos Precolombinos. – “En el Vientre de la Ballena es un libro que escribí en muy poco tiempo, hace quince años. Es un libro totalmente distinto a los otros dos, que fueron libros que tardé varios años en escribir y que tienen otro tipo de lenguaje. En el Vientre de la Ballena es una síntesis de un montón de ideas que en el libro expresé. Tiene en un aspecto una cierta inspiración y es más parecido a lo ‘literario’, a la poesía, que los otros dos. El libro de La Rueda fue un libro que me puse a escribir en India. Estaba en todo el trip del viaje a India, ¡tremendo! Y después de cinco meses, agotado, fui a Goa a descansar a la playa. No tenía nada que hacer. No quería ver a nadie y permanecía largas horas sentado por allí. Compré un cuadernito con la imagen de Shiva en las tapas y me puse a darle. Lo tengo muy presente. Recordaba las clases y empecé a escribir cosas de las clases y así me fue saliendo poco a poco el libro con alguna ampliación y alguna omisión también.”
“Respecto al libro Los Símbolos Precolombinos te diré que durante años recorrí la América Latina. Viví tiempos con indígenas, con los que tuve una experiencia muy interesante en el Amazonas. Mientras estuve allí conocí a un chamán y a una orden. Conocí a otras gentes que trabajaban con una bebida que se llama ‘ayahuasca’, que es un alucinógeno muy potente, y seguí andando por allí, conociendo los pueblos indígenas y zonas arqueológicas. Visité casi todo si así pudiera decirse y tuve experiencias con hongos, peyote, un cactus que es el San Pedro… en fin: una gama de productos naturales alucinógenos con los que tuve experiencias para mí importantes y que, llegado un momento, pues bueno, se acabó esto y no he vuelto a este tipo de asuntos.”

– Relación precolombino y chamán. – “Es una sola y única cosa. El libro Los Símbolos Precolombinos está dedicado al primer chamán que conocí, que se llama Mestre Florencio. Fue en Brasil y a través de él me puse a caminar por América. Pero no porque el hombre fuera alguien que me diera una orden. Era un hombre analfabeto y muy elemental, pero despertó en mí algo. Estaba en el Amazonas… y hay que ver que esto del Amazonas me es hoy familiar, igual que el trópico,… pero nací en una ciudad grande y fría parecida a cualquiera europea. Este componente ‘chamánico’ que allí se produjo es ahora parte de mí, igual que mi componente cultural de tipo europeo. Estas dos culturas se han arraigado en mí y son esos dos libros: La Rueda que es un símbolo típicamente europeo y Los Símbolos Precolombinos, que el mismo título dice que se refiere a esa tradición.”

– Trinomio símbolo-mito-rito. – “Tal como lo veo, tanto el mito como el rito son símbolos. Podríamos hablar de un símbolo oral, que es el mito. El símbolo como una expresión y el rito como una dramatización simbólica del mito. El rito en realidad dramatiza y en este sentido el arte es para mí ritual. En las sociedades tradicionales se ve, como decíamos al principio, el arte como un rito. Aquella unidad y armonía de toda la sociedad tradicional se expresaba de forma ritual y artística. Entonces eso es lo que es para mí símbolo, mito y rito.” (Hora Zutz, nº 1 segunda época).

Buenos Aires

Federico vuelve a Buenos Aires después de ocho años con la idea de lanzar de nuevo allí el Mensaje de la Tradición; por lo que fuera, no se queda mucho tiempo pues eso ocurre hacia el mes de septiembre de 1980 y en octubre de 1981 sabemos que se encuentra en Barcelona dando un curso; de ahí partió a Portugal y de allí nuevamente a Argentina, otra vez a Colombia y posteriormente a México, donde permanece varios años alternando su estancia ahí con viajes a otros lugares de Europa (casi toda Europa), especialmente Londres, París y Barcelona. Y, desde México, en 1985, vimos en la primera parte de este trabajo que viaja a Guatemala.


Primera Plana, Buenos Aires 1972

Tengo de esta estancia en Buenos Aires tres entrevistas de las que he ido insertando párrafos a lo largo del trabajo: 1. Convicción, Diario de la mañana, Martes 30 de Septiembre de 1980: “La vida diaria - Federico González relata sus insólitos viajes” por Giselle Casares. 2. Suplemento cultural, Buenos Aires 1980: “La Aventura del Conocimiento, diálogo con el escritor y pensador Federico González” por Rosa Guerrero, y 3. Revista Diners, Buenos Aires Noviembre 1980: “Encuentro con un hombre notable” por María Moreno. En este apartado quiero recoger lo dicho sobre dos puntos importantes que no han surgido en otras entrevistas; uno es sobre la diferencia entre rito y ceremonia y el otro sobre la transmisión de la enseñanza y la vinculación a la Cadena iniciática.

Sobre la primera nos dice:

Todo es simbólico y cumple una función ritual en la que se regenera diariamente el tiempo primigenio en unión con la vida misma a través de la comida, las abluciones, el sueño. En la sociedad moderna hay muy poco espacio para el rito, se lo sustituye por una alegoría. Porque el símbolo ya no es una energía-fuerza actuante para los hombres de este mundo, sino que es como si fuera. La ceremonia es la degradación del rito, es el sepulcro blanqueado, la nuez sin contenido. (Diners).

Sobre las segundas:

A través del estudio de los símbolos. Símbolo es energía-fuerza y a aquel que esté dispuesto a abrirse al símbolo, el símbolo mismo le va a comunicar la energía necesaria para que se le vayan revelando los conocimientos que ese símbolo está manifestando. (…). (ibid.)

Existe un rattachement a una doctrina determinada. Aquí no hay francotiradores, salvo al principio. Se espiga en todas partes pero luego se debe entrar de lleno en una experiencia específica. Y ésta puede no ser exactamente religiosa, aunque sí ritual como el budismo Mahayana. Es necesario incorporarse a una cadena iniciática. Porque a Guénon se la contaron; a Platón, que la expresa maravillosamente, también se la contaron; y a Plotino y a Porfirio y a Proclo. Luego ellos enseñaron porque se supone que estos conocimientos son revelados, porque no son humanos sino supracósmicos y los hombres por sí solos no pueden extraerlos de sí mismos; sí pueden acercarse, tantear. (ibid.).

Añadir que en este periodo del 1972 al 1985,

Recorrió la Europa medieval y románica (…) pasó a Africa del Norte (Marruecos y Túnez), para profundizar sus conocimientos de la tradición islámica adquiridos a través de diferentes profesores radicados en París vinculados con la escuela de René Guénon. Ya en 1980 viajó a la India y a Nepal y vivió en conventos del budismo Mahayana e Hinayana, muchos de ellos en el Himalaya, inclusive en Dharamsala. Asimismo tomó contacto con la tradición hindú y vivió en ciudades sagradas como Varanasi y Hariward (…) Para Federico González todas las civilizaciones guardan semejanzas casi exactas: “El Nepal y el Tíbet por ejemplo se corresponden con el Altiplano boliviano y con la zona peruana de Cuzco en el tipo racial, los instrumentos musicales, los diseños de los tejidos, y los objetos de uso cotidiano, así como la forma de ser de sus habitantes. Los símbolos idénticos se repiten por doquier”. (Convicción).

“Un viaje de mil millas comienza ante tus pies”. Mil, diez mil, o cien mil, o una sola; el Peregrinaje hacia el centro de uno mismo, que no es distinto al centro del Macrocosmos, ha de completar la espiral que partiendo de un punto de la circunferencia llega hasta el centro del círculo. Este viaje simbólico que acabamos de leer (una parte del mismo), comienza físicamente en Buenos Aires y termina en Guatemala, entre ambos puntos en medio de partidas y llegadas, aduanas y fronteras, una Luz, la de la Tradición Hermética, se va proyectando en lugares distintos a lo largo de la geografía de varios países de América y España. Esa Luz intelectual, ha ido prendiendo distintos puntos, distintos focos de los dos lados del Atlántico.



Capítulo II
EL CENTRO DE ESTUDIOS SIMBÓLICOS DE BARCELONA


NOTAS

(8) Entrevistas citadas:

El Tiempo, Bogotá 13 de Febrero de 1974, por Humberto Díez.

El Espectador, Bogotá 1974. “En busca de la verdad - ¿Qué es el tarot?” por María Luisa Chaves.

El País, Cali, 14 de Julio de 1974. “Vivir no es lógico: es mágico” por Gilma Jiménez de Niño.

La Nación, San José, lunes 13 de enero de 1975.

Revista Lo Máximo, Costa Rica 1975. “Buscando otras realidades” por Alfonso Chase.

Excelsior, México, 1 de Septiembre 1975. “Una lectura distinta de la realidad”.

El Heraldo de México, 3 de Septiembre de 1975. “Simbología, camino para acercarse a otras realidades” por Virginia Llarena.

La Onda, México D. F. 1975. “Tarot, Cábala, Numerología” por Teresa Castro Escudero.

La Onda, México D. F., 5 de Octubre 1975. “Lo superficial nos aleja del Conocimiento” por Teresa Castro Escudero.

La Vanguardia, Barcelona, 14 de Enero de 1979. “Alquimia, Cábala, Tarot…” por Mª José Ragué-Arias. Puede verse en Internet: http://hemeroteca.lavanguardia.es/preview/1979/01/14/pagina-49/ 33432598/pdf.html

El Correo Catalán, Barcelona 1979. “Toda expresión es simbólica”.

Convicción. Diario de la mañana, Bs. As. Año III, No 671. Martes 30 de Septiembre de 1980. “La vida diaria. - Federico González relata sus insólitos viajes” por Giselle Casares.

Suplemento cultural, Buenos Aires 1980. “La Aventura del Conocimiento, diálogo con el escritor y pensador Federico González” por Rosa Guerrero.

Revista Diners, Buenos Aires Noviembre 1980. “Encuentro con un hombre notable” por María Moreno.

Revista Hora Zutz, Barcelona 1990. No 1 segunda época, por Antonio Casanovas (†).

(9) En su podríamos decir ‘segunda época’ como escritor, lleva publicados desde La Rueda (1986), hasta El Libro del Secreto (2009), dieciséis libros.

(10) Uno de estos cómics ha sido colgado recientemente en la web “Federico González Frías”: Waltz, publicado en 1967 y realizado por nuestro autor junto al pintor Jorge de la Vega. https://federico-gonzalez-frias.es/waltz.html.

(11) Federico González, El Tarot de los Cabalistas, Vehículo Mágico. Ed. Kier, Bs. As. 1993.

(12) Antología: Federico González. Libros del Innombrable, Zaragoza 2008.

(13) Federico González, En el Vientre de la Ballena, XL. Obelisco, Barcelona 1990.

(14) Aidos suele traducirse por “Vergüenza”, o “Sentido del Honor”, Némesis por “Recta Indignación”, ambas divinidades están relacionadas con la Justicia.

(15) Hesíodo. Los Trabajos y los Días. 188-200. Citado en el frontispicio de Symbolos No 17-18.