El profeta Elías, de José de Ribera, lo Spagnoleto, 1638.
El profeta Elías. José de Ribera, 1638

DOCUMENTOS DE LA IGLESIA SECRETA I (*)
Federico González Frías y La Colegiata
 

Introducción             

Colegio Invisible: … Como la ciudad celeste es un arquetipo verdadero de un mundo otro. En este caso, como su nombre lo indica, de una Academia de iniciados y profetas de la que derivan sus revelaciones. Especialmente utilizada esta expresión por los Rosacruces del siglo XVII. También puede emplearse en términos humanos para la Intuición Intelectual proveedora y facilitadora del Conocimiento. Igualmente fuente de inspiración de poetas y artistas en general con el nombre de Parnaso, etc. … El profeta Elías es uno de los profesores más destacados de este Colegio. También su alumno Eliseo. (F. González Frías, Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos).

Ciudad Celeste: … Todas las Tradiciones han conocido, bajo otros nombres, esta idea del otro mundo a la que apodaban: «Ciudad de los Inmortales», «Ciudad de Dios», «Tierra de los Vivos», «Tierra de los Bienaventurados», Colegio Invisible, o Iglesia Secreta, Olimpo o Elíseos, Jerusalén Celeste, etc., las utopías de todo el mundo como testimonio de que puede arribarse a ese sitio. Allí moran los dioses y los inmortales, o sea, los que han realizado la unión última entre el Ser Universal y lo que No-Es, aceptando el mundo tal como es, y su ignorancia propia de ese mismo mundo a la par que su condición. … (ibíd.).

El material que conforma este libro ha aparecido del 4 de febrero al 9 de junio de 2014 en una página de Facebook titulada Miscelánea Hermética. Está formado por citas de la obra de Federico González Frías que dicha página publica diariamente y que en este caso comprenden las selecciones de los primeros cuatro capítulos de su libro La Rueda: una Imagen Simbólica del Cosmos (Symbolos, Barcelona 1986; 2ª edición ilustrada: El Simbolismo de la Rueda, Kier, Buenos Aires 2004) efectuadas por Mª Victoria Espín quien asimismo ha recopilado los comentarios que las acompañan producidos por distintas personas que forman parte de La Colegiata, compañía teatral fundada por Federico en 2007 y constituida por gente que han sido sus alumnos o bien han estudiado las enseñanzas de la Tradición en los Centros de Estudios Simbólicos de Barcelona y Zaragoza por él fundados.

En efecto el propósito de la página Miscelánea Hermética es el de plantear un pensamiento inspirador que cotidianamente concentre la meditación de los interesados en el Conocimiento, el cual es para la Tradición Hermética la identificación con otros planos o niveles de la Realidad, que nos conforman a nosotros y al mundo, y a los que se acercan con el apoyo de los vehículos simbólicos, los cuales han de ser enseñados, en primer lugar porque han quedado obviados por la cultura oficial, y en segundo porque al ser humano todo nos lo tienen que enseñar y mucho más aquello que tiene que ver con los intermediarios de lo sagrado, capaces de generarlo o de actualizarlo en el interior de nuestra conciencia. Si a esto añadimos los preconceptos con los que hemos sido munidos por la inevitable impronta del medio en que nos hemos hecho –la confusión de lo sagrado con la religión, la «felicidad» como el mayor bien, la «seguridad» material, las conclusiones cambiantes de la ciencia como única garantía de certeza, todo empaquetado en un concepto de progreso indefinido que paradójicamente nos hace proceder de la nada– no es fácil superar la absoluta negación de todo lo no-humano que llevamos impresa en el fondo de nuestra psique, la sospecha ante un nuevo «comecocos» más o menos beato, quizá algo religioso new-age con matices «cultos», de cualquier modo algo «superado» (como todo el mundo sabe). Sea como fuere: la negación de la estructura viva y multidimensional del universo que se reproduce en el hombre como miniatura suya en perfecta correspondencia, gracias a lo cual este puede efectuar un «viaje» al centro de sí mismo, mediante una serie de adecuaciones que conforman un proceso llamado transmutación alquímica y también «darse vuelta como un guante» pues lo más pequeño en este mundo, lo que apenas es virtual en el interior de la conciencia, es lo más grande en otro, del cual éste no es sino un reflejo y como tal invertido; el mito platónico de la caverna da cuenta de ello en los orígenes mismos de la filosofía occidental.

Pues bien, este es precisamente el diagrama simbólico de la Rueda: el centro, punto geométrico de valor aritmético 1 y la periferia o circunferencia, de valor 9, que constituyen en el plano el círculo o imagen de la totalidad (1+9=10). De lo uno e inmóvil a lo múltiple y en movimiento, este símbolo se encuentra ligado con los ciclos y al mismo tiempo con la simultaneidad, con la estructura del día y del año, con los puntos cardinales y las estaciones, las edades del hombre y las de cualquier cultura o civilización, también un símbolo análogo al del germen y al del fruto, y es el del sol astrológico y el oro alquímico, y al mismo tiempo por una transposición al Todo el del Polo celeste o motor inmóvil, donde se halla la salida a lo supracósmico y suprahumano. El círculo en el plano es la esfera en la tridimensionalidad y el centro es entonces el eje de la misma, que une ambos polos y atraviesa los tres mundos: cielo, mundo intermediario y tierra (o cielo, tierra e inframundo según en qué cosmologías).

Esta serie de los números naturales, del 1 al 9 a la que se añade en su representación el 0 con carácter posicional al completar aquella la unidad que viene nuevamente a añadirse a ella y al mismo tiempo a dar comienzo a la nueva serie (1+9 = 10 = 1+0 = 1; el 11 será el 2 de la siguiente: 11=1+1=2 y así sucesivamente) está tanto en el fundamento de la enseñanza pitagórica –la sagrada Tetraktys– como en el de la Cábala al constituir el árbol de la Vida Sefirótico, símbolo del eje universal, en el cual las diez sefirot, «numeraciones», conforman la escala que va de la Unidad o Principio inmanifestado, sefirah llamada Kether (Corona) que se encuentra sobre la cabeza, hasta la nº 10, Malkhuth (Reino); escala o árbol dividido en cuatro planos jerarquizados de los que el primero se corresponde con el espíritu, los dos centrales con el alma superior e inferior, tanto del cosmos como del hombre, o sea con el plano intermediario, y el cuarto con la concreción material, el cuerpo del mundo y del ser humano. En cada plano hay un árbol entero y también en cada sefirah y asimismo en cada uno de los que allí se encuentran y así indefinidamente o sea que se refiere a un arquetipo creacional. Hemos de presentar las sefirot dado que algunas aparecen nombradas en los comentarios que aquí se publican aunque el lector podrá dirigirse a la página del libro en la web del autor1 (ver también aquí la pág. 115): estos cuatro planos del modelo se dividen así al dibujar un único árbol: el primero denominado Atsiluth se traduce por Emanaciones y comprende las primeras tres sefirot: Kether (Corona) y a un nivel inferior Hokhmah (Sabiduría) y Binah (Inteligencia), conformando las tres una Triunidad de Principios que se refleja de modo invertido (como un triángulo con el vértice hacia abajo) en la siguiente tríada que se halla en el plano de Beriyah (Creación, las Aguas superiores): Hesed (Gracia) la nº 4, Gueburah (Rigor) la 5 y Tifereth (Belleza, Esplendor) la 6, en la cual se refleja directamente Kether y que es el corazón del árbol, una tercera tríada análoga a la anterior se halla en las Aguas inferiores: Netsah (Victoria), Hod (Gloria) y Yesod (Fundamento) son las sefirot 7, 8 y 9. Los tres primeros planos son invisibles, internos, sólo Asiyah es el accesible a los sentidos, y aunque aparecen así como contenidos en este último por el contrario lo contienen inversamente por la cualidad de universalidad cada vez mayor tal como lo simbolizan sus correspondencias macrocósmicas en el mismo plano sensible: la polar y la bóveda celeste que a su vez contiene a los planetas que igualmente orbitan en torno a la tierra. De este modo en forma de doble espiral se representa también la serie de las sefirot contenidas unas en otras pues la expansión o exteriorización sensible de aquel punto virtual va seguida por la contracción o reabsorción en el origen, –como también lo ejemplifican en su orden la respiración y el latido del corazón–, y lo representan el ascenso y descenso de los ángeles (mensajeros) en la visión de la escala de Jacob.

Pero debe señalarse otro aspecto referido al modelo tratado en el capítulo V («Dos modelos herméticos: el árbol de la Vida y el Tarot») de este libro que hemos querido presentar brevemente como modo de introducir a la enseñanza de la que trata esta obra. Como dice la sabiduría taoísta «treinta rayos convergen hacia el cubo de la rueda, pero es el vacío del centro el que hace útil a la rueda» (Tao te King XI); el centro de un plano es la presencia virtual del plano inmediatamente superior, llegar al centro es acceder a este que comprende al anterior. En el árbol de la Vida por encima de Kether se halla Ain, la Nada, o En Sof, sin Numeración, el Cero metafísico llamado también No Ser, aquello que no puede ser objeto de conocimiento y de lo que sólo puede hablarse en términos negativos: ilimitado, infinito; y aún más allá comprendiendo a la vez el Ser y el No Ser, se halla la No Dualidad, llamada también Suprema Identidad, que es el objetivo final de la iniciación, para la que el Ser sólo es una afirmación y por ello ya una determinación de lo Incondicionado.

Los demás capítulos del libro son: «De los símbolos y la Simbólica», «El simbolismo de la Rueda», «Perspectivas desde el Arte», «La Tradición Hermética», «La Rueda y sus relaciones con otros símbolos tradicionales», «Ciclos y Ritmos», «Las dos mitades del modelo cósmico», «Conclusión». No podríamos pasar sin señalar la importancia del símbolo en el arte en todas las culturas de las que se tiene noticia, de hecho no las conoceríamos si no fuera por él, hayan desaparecido o no las vinculadas a la música y la palabra. Todo lo hecho con arte es simbólico y lleva en sí la posibilidad de ser comprendido de nuevo al ser depositario del arquetipo que le dio lugar y al que representa de modo adecuado a su función, lo que es válido para todos los aspectos de la cultura en que ha sido producido, la que siempre admite orígenes revelados y en la que el hombre no es sino un intermediario en el mantenimiento del orden cósmico, al que recrea y utiliza como soporte para acceder al origen.

Como se ve El Simbolismo de la Rueda (La Rueda, una imagen simbólica del Cosmos fue el título de su primera edición) no es lo que suele decirse un libro «especializado» sobre este símbolo en particular. Lo es en un sentido sintético, que abre indefinidas posibilidades de relación, lo cual es propio del símbolo, pues todo lo manifestado constituye para la Simbólica un lenguaje de estas características en el cual la parte contiene virtualmente al todo, que como se sabe no es la suma de las partes sino la afirmación de la unidad en sí, la misma que se ha hecho inmanente en aquella, como la unidad aritmética está en todo número por grande o pequeño que sea constituyendo aquello que es su origen ocultado o complicado por sus propias manifestaciones que se añaden a la primera y que conforman la particularidad relativa de ese número o ser. Por lo que «unir lo de arriba y lo de abajo para hacer los milagros de una cosa única» como dice la Tabla de Esmeralda se manifiesta como una doble operación de disolución y coagulación en armonía con las dos corrientes, ascendente y descendente, que se equilibran a distinto nivel en el eje vertical, lo cual representa muy bien el caduceo de Hermes, hasta llegar a «conjugar lo que repta y lo que vuela», las energías terrestres y celestes, masculinas y femeninas, activas y pasivas, unidas en el hombre primordial creado «a imagen y semejanza» divinas.

Queremos decir ahora unas palabras sobre su autor: Federico González no sólo es un conocido difusor de la Tradición Hermética, sino su revivificador y aun diríamos su refundador. Este libro, el primero que publicó y que recoge las enseñanzas que de palabra estuvo ofreciendo durante años a lo largo de América y en el Centro de Estudios de Simbología de Barcelona que fundó en 1979, es una exposición cabal de dicha Tradición si asumimos que el Hermetismo se halla constituido por estas dos ciencias: la Astrología o Ciencia de los Ciclos y la Alquimia o Ciencia de las Trasmutaciones; los Ciclos son los símbolos de los estados superiores del Ser tal como los planetas, luminarias y estrellas son los símbolos celestes de los dioses, cuyas energías, por otra parte, son las que en las entrañas de la tierra constituyen los metales correspondientes que el alquimista ha de llevar a su perfección. Se observan aquí las dos funciones de Hermes: mensajero de los dioses (cielo) y conductor de las almas (tierra e inframundo).

Mas la obra de nuestro autor además de hacer del símbolo un camino que implica todo lo que tiene que ver con el Conocimiento, según pensamos sus alumnos y amigos, y al que con gusto reconocemos como la Vía Simbólica, ha entrado en la Historia de las Ideas para revivificar (al menos en la lengua castellana) bajo la égida de esta deidad invisible y mensajera –que se hace particularmente presente en las encrucijadas de los caminos y de la vida, y por ello aún más en este Fin de Ciclo–, las corrientes que constituyen el legado sapiencial de Occidente, a saber: la Tradición grecolatina, la Cábala, hebrea y cristiana, las relaciones con la Masonería y el simbolismo constructivo, la perspectiva sobre las culturas arcaicas que ofrece su trabajo sobre los símbolos precolombinos. Ver en nota los libros publicados.2 Esto tiene sus orígenes en el Primer Renacimiento, en la Academia de Marsilio Ficino, los textos griegos aportados por Gemisto Pletón, la obra de Pico de la Mirandola, con sus antecedentes en Ramón Llull y Arnau de Vilanova, con Nicolás de Cusa y la enorme lista de iniciados que conforma la Cadena áurea.

Estas disciplinas son ahora gracias a su obra avenidas de un lenguaje donde la belleza (nombre de la sefirah Tifereth, corazón del árbol de la Vida) es la forma reconocible de lo verdadero y donde brilla la unidad esencial de la Tradición Unánime, anterior a las particularidades que adopta secundariamente una u otra de acuerdo a la idiosincrasia de los pueblos y que tendrán su sentido en el mosaico general, hoy reducido a la globalización que en su aceleración hace cada vez más difícil toda posibilidad de realización, pues como se sabe la mayor velocidad caracteriza a la periferia de la rueda mientras la lentitud –«lentificar el tiempo» procura al alquimista– nos aproxima por el contrario al centro.

En 1991 apareció el primer número de SYMBOLOS (Revista Internacional de Arte - Cultura - Gnosis) fundada y dirigida por nuestro autor, con distribución en España, Mesoamérica y Cono Sur, que ha publicado hasta la finalización de la versión impresa en 2007 –aunque continúa en forma telemática– más de 6000 páginas dedicadas a Platón y el Neoplatonismo, la Aritmosofía Pitagórica, la Ciencia y el Arte de Construir, Alquimia, Cábala cristiana, etc., los temas de la Ciencia Sagrada.3

En 2007 fundó La Colegiata, compañía teatral que ha dirigido hasta este año 2014, la cual ha representado una obra suya cada año, además de las piezas escritas por los propios actores4. En el blog5 de la compañía han aparecido sus Minutas y otros escritos sobre teatro incluidos como apéndice en su libro Tres Teatro Tres.

No estamos pues lejos del Colegio Invisible –o la Iglesia Secreta– cuando incluso Ben Jonson, intentando burlarse del Hermetismo Cristiano, hace decir a un personaje en la farsa El Alquimista (1612): «Pregúntese por los rosacruces y las únicas personas reales visibles serán actores, interpretando sus papeles».6 En efecto el teatro es la imagen más cabal de la propia existencia y si bien puede haber razones de autoprotección en una época como la de la lucha entre la Reforma y la Contrarreforma, hay otras mucho más profundas inherentes a su simbolismo.

Y la poesía es un bien que involucra a las Musas, quienes son entidades intermediarias que conducen a los ámbitos de la Memoria (su madre). Ellas cantan ante todo la creación, la cosmogonía que ha instaurado un orden en el caos y que incluye la creación del hombre, habitan en la montaña y desde allí dicen cuando quieren sus verdades. Al comienzo eran 3, análogas a las Gracias, luego 7, número ligado con la construcción, u 8, vinculado a la intermediación. Curiosamente se ha establecido su número en 9 y el centro de ese círculo es el dios Apolo (Musageta, labor también efectuada por Hércules y sin duda por el Hermes de la lira en el cielo).

A ellas se encomienda este coro de voces que siguiendo su inspiración, al mismo tiempo trenzan inevitablemente una poética que se conjuga de pronto como una obra de teatro en la que unas responden a otras o se les suman o inauguran nuevos aspectos del tema o traen a colación los discursos de otros miembros de la Cadena áurea que iluminan el espacio intelectual de la Tradición en el tiempo: haciendo al pasado presente y al presente más amplio en el espacio simbólico. Y esta armonía no es la de un guión preestablecido sino la natural de las Ideas, los Arquetipos, que abarcan todo aquello que es símbolo, mito y rito –los modelos de toda acción y pensamiento humanos, que adquieren aquí una forma que diríamos de celebración invocante, conjugando muchas veces dos aspectos opuestos y complementarios de una sola realidad: lo apolíneo con lo dionisíaco que por cierto está vinculado con los orígenes del teatro, sean los actores asociados a las representaciones de los misterios o los que dan voz al Colegio Invisible o Iglesia Secreta.

Jose Manuel Río
Secretario de Redacción de la Revista
SYMBOLOS: Arte - Cultura - Gnosis [*]
[Octubre 2014]


Notas

*     Documentos de la Iglesia Secreta I. ISBN: 978-84-617-2297-6. 21x29,7 cm. 260 págs. tapa dura, 23 ilus. b/n, papel cuché 115 gr. Barcelona, octubre 2014. Recopilación de material: Mª Victoria Espín Teruel. llustración de la portada: Ana Contreras, a partir del fresco Empédocles de Luca Signorelli en la Catedral de Orvieto. Ficha en Librería Alibri, Barcelona. Presentación tomos I y II.

2     Títulos publicados: - El Simbolismo de la Rueda. 3ª ed. ilustrada: Kier, Buenos Aires 2006. - El Simbolismo Precolombino. Cosmovisión de las Culturas Arcaicas. 2ª ed. ilustr. y revisada: id., 2003. - En el Vientre de la Ballena. Textos Alquímicos. Obelisco, Barcelona 1990. - Tarot: El Tarot de los Cabalistas. Vehículo Mágico. 2ª ed.: mtm editores, Barcelona 2008. - Simbolismo y Arte, 2ª ed., Libros del Innombrable, Zaragoza 2004. - Esoterismo Siglo XXI. En Torno a René Guénon. Muñoz Moya, Sevilla 2000. - Hermetismo y Masonería. Doctrina, Historia, Actualidad. 2ª ed.: 2004, Kier, Bs As. - Las Utopías Renacentistas. Esoterismo y Símbolo. Kier, Bs As, 2004. - Antología: Federico González, Libros del Innombrable, Zaragoza 2008. - Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos, id., 2013.

      En colaboración: - Introducción a la Ciencia Sagrada (Programa Agartha). Con F. Ariza et al. Symbolos, Barcelona, 2004. - Presencia Viva de la Cábala. Con Mireia Valls, Libros del Innombrable, Zaragoza 2006. - Presencia Viva de la Cábala II: La Cábala Cristiana. Con Mireia Valls, id., 2ª ed. 2013. Así como: - Símbolo, rito, iniciación. La cosmogonía masónica. Siete maestros masones. Obelisco, Barcelona 1992. 2ª ed.: Cosmogonía masónica. Símbolo, rito, iniciación. Kier, Buenos Aires 2003 y - La Logia viva. Simbolismo y Masonería. Siete maestros masones. Obelisco, Barcelona 2006.

      Obras de teatro: - Noche de Brujas. Auto sacramental en dos actos. Symbolos, Barcelona 2007. - Tres Teatro Tres, Libros del Innombrable, Zaragoza 2011. En DVD: Noche de Brujas (2007 y 2012), En el útero del Cosmos: Comedia Hiperrealista de alcance Subliminal (2008 y 2013, basada en En el Vientre de la Ballena), Lunas indefinidas (2009), El Tesoro de Valls (2010), En el Tren (2011 y 2014).

      Novelas-farsas: Defensa de Montjuïc por las Donas de Barcelona, Jauja y El Libro del Secreto (Libros del Innombrable, Zaragoza 2009).

      Sobre su obra se han publicado: - Viaje en pos de un Destino. Mireia Valls, Barcelona 2009. - Historia Viva. Un recorrido por la obra de Federico González. Mª Victoria Espín, id. 2009. - La Obra de Federico González: Simbolismo - Literatura - Metafísica. Francisco Ariza, Libros del Innombrable, Zaragoza 2014.

      Para más datos y traducciones de sus libros: https://es.wikipedia.org/wiki/Federico_González y en su web: https://www.simbolismoyalquimia.com.

3     Pasando a partir de 1995 a sustituirse la edición bianual por un nº doble monográfico dedicado a los temas: «René Guénon» (1995), «Tradición Hermética» (1996), «Masonería» (1997), «Fin de Ciclo» - «Estudios sobre Ciclología» (4 monográficos desde 1998 a 2001), «René Guénon II» (2002), «Introducción a la Ciencia Sagrada» (2003), «Lo Femenino - La Mujer» (2004), «Celebraciones» (2005) e «Historia y Geografía Sagradas» (2007). Esto ha dado lugar a distintas páginas web que constituyen el Anillo Telemático de SYMBOLOS junto a las que manejan distintos colaboradores de la Revista.

4    Ver el canal de la Revista Symbolos en YouTube, sección «Obras de Teatro → De La Colegiata. El teatro como espejo del alma».

6     Frances A. Yates, Las últimas obras de Shakespeare: una nueva interpretación. F. C. E., México D.F., citado en el apéndice de Tres Teatro Tres.

[*]    [Hasta el 7-5-2016].


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