VENUS VIVE

QUE SUENE LA MÚSICA ...

Con frecuencia, como dice el refrán, los árboles nos impiden ver el bosque. Pero también podríamos decir que el árbol nos hace conocer el bosque, y aún más, hay casos excepcionales en los que un solo árbol nos lleva a conocer el bosque completo. Así es el hombre de Conocimiento, quien lo reconoce se da cuenta cabal que no hay nada personal en él, que los distintos temas abordados o las distintas situaciones, aun las más cotidianas, como la cocina, siempre concurren en una enseñanza que es el hilo de Ariadna para el discípulo.

Un verdadero maestro siempre es el mismo, cómo podría ser de otro modo si él está más allá de la dualidad. Esa es su grandeza, la de ser capaz de hacer de espejo(*) en todo momento. Claro está que si por lo que fuera uno no quiere ver el reflejo, lo más fácil es pensar que el espejo mismo lo está proyectando y que nosotros no tenemos nada que ver con él.

“Con libertad ni ofendo ni temo”. De eso se trata, de ser libres, y no necesitamos para ello ser otra cosa que lo que somos. Tan solo comprender de una vez por todas que “la unidad se desdobla produciendo el binario y nunca el binario podría ser el origen de la unidad.”

Un brindis por Federico González en el aniversario de su nacimiento. Que suene la música, que se oiga su verbo y se expanda por el mundo entero. Rompamos las cadenas que nos limitan, incluidas las del tiempo y el espacio.

M. V. Espín 
11-11-2018

Nota

(*) Ver en esta dirección, después del Proemio, el texto precolombino de la "Dedicatoria del tomo III" de los Documentos de la Iglesia Secreta.

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