Cubierta del Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos.

Antología: Federico González[69]

Prólogo

Mª Victoria Espín

Con alegría recibimos la petición que, con motivo del 10º aniversario de la creación de su editorial, nos hace Raúl Herrero para realizar una antología de la obra de Federico González, de quien Libros del Innombrable ya ha publicado Simbolismo y Arte (2004) y Presencia Viva de la Cábala [70] (2006).

Nuestro autor es además director de SYMBOLOS (Revista Internacional de Arte-Cultura-Gnosis), tanto impresa como telemática –así como de otras nueve Webs que citamos al final de este libro–, fundador de los Centros de Estudios Simbólicos de Barcelona y Zaragoza y director de la Colegiata Marsilio Ficino, que representó su obra teatral Noche de Brujas en junio del pasado año, y de la que salió el largometraje del mismo nombre; actualmente prepara la representación de En el Útero del Cosmos. Comedia Hiperrealista de alcance Subliminal, basada casi enteramente en los textos alquímicos de En el Vientre de la Ballena (1993).

El lector encontrará en las páginas que siguen una selección de cada uno de sus libros publicados hasta la edición de esta antología, la que pensamos constituye por ella misma una nueva obra en la que está presente de principio a fin el mismo Mensaje claro y diáfano que el autor ya expresa en su primer libro La Rueda. Una Imagen simbólica del Cosmos. Se incluyen además dos textos inéditos: un fragmento de Defensa de Montjuïc por las donas de Barcelona y Nombrando lo Innombrable, que cierra este recorrido por una obra que como bien dice la Carta al Lector [71] del Nº 29-30 («Celebraciones») de la revista SYMBOLOS, se caracteriza por:

– En primer lugar, y en cuanto a la escritura, el lenguaje directo, sencillo en la medida de lo posible de acuerdo al temario del que se trata. O mejor: una lengua adecuada al tiempo en que se emite el mensaje, lo cual acaba conformando una manera de ver, y aun de ser.

– El orden en el discurso, en el que puede advertirse una didáctica de fondo, observándose también la reiteración de una estructura circular.

– Un estilo definido, que forma parte de la claridad del mensaje y traduce la unidad del pensamiento.

– En cuanto al contenido, la visión de conjunto de las distintas disciplinas esotéricas especialmente de las occidentales y de su relación entre sí. En ella se manifiesta la unidad de la Vía Simbólica que conforma a la Tradición Hermética y que permite de por sí establecer relaciones con todas las expresiones de la Tradición Unánime.

– La enseñanza de la Cábala cristiana como vehículo fundamental de esta Tradición Hermética de Occidente que no se encierra en el hermetismo grecoegipcio, e igualmente la del código simbólico del Tarot iluminado por aquella.

– La explicitación de la Iniciación Hermética, y la reforma de la Masonería por el regreso a sus orígenes tradicionales.

– La inclusión del Renacimiento, y la Filosofía y la Mitología griegas. Comprendiendo la Tradición Platónica y Neoplatónica, asumiendo estas corrientes que están en el origen del pensamiento occidental en un orden estrictamente guenoniano. Igualmente la presencia de un Cristianismo evangélico que destella a lo largo de toda la obra.

– La apertura y verdadera interpretación de René Guénon, efectuada desde el punto de vista hermético y de la Cosmogonía y la Ontología como soporte de la Metafísica. Basada en un conocimiento directo de aquello a lo que se está refiriendo, e iluminando muchísimos de sus aspectos ocultos por la rigidez y el literalismo con que suele leerse a dicha obra.

– El énfasis en el No-Ser y en la diferencia entre Metafísica y Religión. Lo que constituye una defensa y exposición de las jerarquías intelectuales que conforman la Tradición y el esoterismo, y al mismo tiempo se ha expresado como la mayor afirmación de la obra misma del gran metafísico francés.

– El estudio del simbolismo Precolombino y de las Tradiciones americanas como manifestación de la Tradición Unánime y la Cosmogonía Perenne.

– La Ciclología como Vía de Conocimiento.

– La importancia dada al libro como transmisor, fecundador y soporte del Conocimiento, propia de la Tradición Hermética y la Alquimia.

– Por último, la difusión en Internet de los contenidos de la Revista SYMBOLOS y las demás obras y colecciones, con una edición dedicada, adecuada al medio, añadiéndose material escrito y visual no publicado en papel, y expresado todo ello en diferentes páginas de acuerdo a los temas tratados, lo que incluye asimismo textos inéditos en general o en castellano en particular, tanto de René Guénon como de otros autores, así como documentos y escritos que ilustran acerca de la Tradición Precolombina, la Hermética, la Alquimia y la Masonería.

También la iniciación como posibilidad real, no como algo inalcanzable, considerando a la Ontología y la Cosmogonía como base de la Metafísica, a la que se puede acceder por medio de una pedagogía adaptada al hombre del siglo XXI; igualmente en ese sentido la actuación teatral como posibilidad de la Enseñanza y el Conocimiento. Asimismo una Ciclología que nos ubica en circunstancias terminales de un fin de ciclo que se vive como tal. Y todo ello sin olvidar el humor, la gracia y la comprensión de la imposibilidad de muchos que tal vez deseen esa Enseñanza y Conocimiento, aunque no han tenido o no tienen las condiciones requeridas para ello.

El Origen y el Destino del ser humano sabemos que son uno; ahora bien ¿es el camino de retorno el mismo que el de venida? La Unidad aritmética, símbolo de la Unidad metafísica, del Dios Inmanifestado, del Gran Espíritu, es expresada por el punto geométrico, origen de todas las indefinidas formas posibles; es el hijo que saliendo del Padre, atraviesa en un viaje de descenso los planos del Árbol de la Vida cabalístico hasta detenerse en Asiyah, mundo de la concreción material. Ahí, en ese mundo, él es fruto de la unión del macho y la hembra, símbolos de los dos principios originales de toda manifestación, que alumbran un ser que los reúne, pues porta en sí la herencia de ambos. Y a un nivel es su conciliación. Ahora bien, no olvidemos que

la unidad se desdobla produciendo el binario y nunca el binario podría ser el origen de la unidad.[72]

El restablecimiento de Esta se produce en el corazón de cada ser ¿cómo podría darse de otro modo, si allí mora y tiene su residencia? O sea que el viaje de venida es el desarrollo de una espiral que partiendo del centro llega a detenerse en un punto periférico –desde luego siempre el punto en el que un ser se detiene es para él la periferia. A partir de ahí, el viaje de retorno, si tiene lugar, es el recorrido de otra espiral de sentido opuesto: el movimiento pasa de ser centrífugo a centrípeto. Finalmente, esa espiral de retorno borra la espiral de venida, y todas aquellas incluidas en ella, hasta el momento en que verdaderamente puede completar el camino de regreso y fundirse con el Sí Mismo (con su Origen y Destino), que como decimos está en su corazón. «El reino de Dios está dentro de vosotros», dice el Maestro Jesús.

El Hermetismo nos instruye acerca de las dos corrientes cósmicas, figuradas, para comenzar, en el caduceo de Hermes, y nos enseña no sólo a no negarlas (en cualquiera de las indefinidas manifestaciones en que se nos presenten) sino a aceptarlas, a conjugarlas. En este sentido la obra de nuestro autor habla con claridad meridiana de esa dualidad y de cómo conciliarla y por sobre todo hace que no olvidemos, como decíamos antes, que la Cosmogonía y la Ontología son soportes de la Metafísica. Es un canto a la Unidad y a la posibilidad de la transmutación, un canto de esperanza y de fe de quien, creyéndoselo, ha sido capaz de encarnarlo, vivenciarlo y transmitirlo. Para muchos su obra ha sido, y es, el hilo de Ariadna para salir del laberinto y, abandonando la multiplicidad, recrear en sí mismos un estado de amor y comprensión en el que todo es posible.

Federico González lleva más de 30 años transmitiendo la Ciencia de Hermes, o sea el mensaje de la Tradición Unánime y Primordial en su vertiente Hermética y Precolombina. Y bien podemos decir que el movimiento que ha generado su enseñanza forma parte de la historia sagrada de Occidente, pues se trata de un auténtico hombre de conocimiento cuya vida al servicio de lo más alto trasciende lo individual dando paso así a lo universal, realizando la unión de Cielo y Tierra, o lo que es lo mismo, la Alianza de Dios con los hombres. No distinta a la llevada a cabo por otros Mensajeros de la Tradición de todos los tiempos, pues en esencia es siempre una transmisión espiritual a un recipiente, a un receptor, a un corazón capaz de acoger el universo. Y queremos recordar aquí lo que dice Francisco Ariza en su artículo «Metafísica de la Historia y la Geografía»[73]:

Esa labor intermediaria de recepción, conservación y transmisión de la Filosofía Perenne ha sido llevada a cabo sobre todo por los auténticos sabios y jefes espirituales de todos los pueblos tradicionales, los que efectivamente han actuado de puentes (pontifex) o radios que han conectado el Centro Arquetípico con la realidad histórica siempre cambiante, dándole a ésta su propia realidad y sentido.

Querido lector, tienes en las manos un libro guía, una brújula que señala el camino hacia el Conocimiento, hacia la Vía del Medio. ¡Que el Dios Hermes que lo ha inspirado te acompañe en el viaje y te sea propicio!


NOTAS

[69] Libros del Innombrable, Zaragoza 2008.

[70] Este último escrito en colaboración con Mireia Valls.

[71] José Manuel Río. Barcelona, 2005.

[72] Federico González, En el Vientre de la Ballena, ob. cit., 78.

[73] SYMBOLOS, Revista Internacional de Arte - Cultura - Gnosis, Nº 31-32: «Historia y Geografía Sagradas». pág. 29. Barcelona, 2007.